miércoles, 30 de marzo de 2016

HOUND DOG

Lebreles haciendo presa en un jabalí (Museo de Nápoles, Italia)

Canis venaticus
Perro de caza, como el hound dog de la canción que hiciera famosísima Elvis Prestley en los años 60 del siglo XX. Pues bien, XXI siglos hacia atrás en el tiempo, nuestros antepasados ya tenían buenos perros entrenados para la cacería. En realidad, ésta era una de las dos funciones principales de los perros en la época en la que transcurren nuestras novelas. La otra, de la que ya comentamos algo en una entrada anterior (Cave canem) era la guardia y custodia.

Tanto las fuentes históricas como la iconografía nos permiten reconocer a los antepasados de algunas de las razas caninas que, todavía hoy, acompañan y auxilian a los cazadore. En mosaicos, pinturas al fresco y esculturas, se representan perros dedicados al rastreo, la muestra y el acoso de las presas para sus dueños, y también a otros, cazándolas directamente. Como en la imagen que os traigo hoy, queridos lectoras y lectores, que es un ejemplo de caza mayor con lebreles. En este pequeño grupo escultórico, de bronce, vemos como dos de esos perros tratan de reducir a un jabalí. Las figuras, muy realistas, nos permiten reconocer en los canes las características físicas del que, probablemente, sería el antecesor de los actuales galgos (o lebreles): buena alzada, patas largas y fuertes de gran corredor, amplio y marcado costillar, vientre recogido, lomo largo, cabeza y hocico estrechos y alargados, orejas "en rosa", cola fina y larga, terminada en una airosa curva con la punta hacia arriba, y el pelo muy corto.

- Hermosas bestias -
- Bienvenido, estimado amigo -
- Ave, Flaquilla -
 - Esta tarde nos acompaña el personaje narrador de nuestras novelas, que resulta ser muy aficionado a la caza... -
- Cierto-
- Entonces ¿te gusta esta escultura? -
- Sí -
- Tu fama de ser hombre de pocas palabras te precede,... y parece que con razón -
- Cierto -
- Menos mal que lo de escribir es otro cantar -
- No se si lo que dices tiene que ver con el canto, o bien se trata de una frase hecha moderna -
- Nada de canciones,... Quiero decir que, si escribiendo fueras tan parco en palabras como hablando, nuestros lectores y lectoras se quedarían sin nada que leer -
Esboza una leve sonrisa y no añade nada. Tendremos que cambiar de tercio.
- Así que eres el más aficionado a la caza de entre vosotros, ¿no? -
- No exactamente. Ni soy el único, ni el más aficionado -
- ¿Y quién te gana a cazador empedernido? -
- El que está hoy también lavando a los perros - responde con una sonrisa.
- ¿Otra cacería particular con los auxiliares caninos? -
- Sí,... y tuvo que ser buena, porque volvieron todos, desde el cazador a los perros, pasando por el caballo, embarrados,... y he visto, de pasada, unos hermosos patos madurando en la cocina -
- ¿Tú no fuiste con él? -
- No -
- ¿Prefieres la caza mayor? -
- Es que estaba de guardia. Si no, quizás le hubiera acompañado. Me gusta cazar de todo: volatería, liebres, ciervos, jabalíes,... Cada tipo de caza, cada lance, tiene su atractivo: la acechanza, la persecución, el acoso,..., aunque, reconozco, prefiero a los puercos, sobre todo a los que dan mucha guerra -
- Por tu expresión, parece que eres feliz cuando cazas -
- Podría decirse que sí - medita unos momentos - Un caballo, un par de perros, una lanza y unas jabalinas, y todo el monte por delante, sin pensar más que en seguir la pista de tu presa -
- Y cobrarla, como se dice entre los cazadores, ¿no? -
- Para mí, la verdad, eso es lo de menos. Si lo necesito para comer, o alguien me lo encarga y espera la carne, no fallo; pero si sólo salgo a cazar, la mayoría de las veces acabo dejando ir a las presas,... para otro día -
Sonríe y calla de nuevo. Contempla la fotografía con gusto y ojo experto.
- Buenos canes - dice, al cabo de un largo momento.
- Hoy en día todavía existen perros como ésos. Los llamamos galgos o lebreles, porque, históricamente, se han empleado siempre para cazar liebres -
- En nuestros tiempos se usaban para cazar de todo - sonríe, evocando seguramente cacerías pasadas - Puercos, como aquí, porque son muy buenos trabajando en jauría; ciervos, porque son muy veloces y no se cansan de correr tras ellos; y también aves, porque tienen un olfato y una vista excelentes; y liebres, porque su rapidez y agilidad les permite aventajarlas, a pesar de que son escurridizas y corren haciendo quiebros,... En realidad, hay muchos que quieren a estos perros sólo para cazar liebres, porque es la mejor manera de atraparlas con éxito, y porque da gusto verlos metidos en faena, ¡qué carreras!,... y qué buenas apuestas - añade, con un guiño - Los buenos perros lebreros pueden llegar a valer mucho dinero, y sus amos los tienen en muy alta estima,... lo mismo que a cualquier otro perro que cace bien, sobre todo si tiene un buen olfato, porque los canes leen en el viento con sus narices lo mismo que nosotros en el papiro con los ojos -

El grupo escultórico de la imagen fue hallado en las excavaciones arqueológicas de la antigua ciudad de Pompeya (Nápoles, Italia).
Esta entrada, la segunda sobre canis familiaris (nombre científico del perro), está dedicada a todos los lectores y lectoras amantes de nuestros mejores amigos de cuatro patas; especialmente a Marcela, Yolanda y Davinia, en cuyos grandes corazones hay cariño de sobra para todos los perros del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario