viernes, 8 de junio de 2018

CABALLOS DE OCTUBRE EN EL ATENEO DE SEVILLA

Queridos lectores:
¡Allá vamos de nuevo! A galope tendido hacia la antigua Hispalis...
- Las legiones romanas somos infantería, así que, de "a galope tendido", nada - me corrige el primipilo Cornificio.
- ¿Pero la vuestra no era la Legión Décima Montada?
- Lo que quedaba de ella... - explica Sereno.
- Y que fuéramos "la Montada" no quiere decir que hubiéramos dejado de ser infantería - añade Cornificio.
 - Infantería pesada - precisa el centurión Silvano.
- Eso hay que explicárselo mejor a los lectores, queridos.
- ¿Por qué rayos de Júpiter? - me pregunta Cornificio.
- Porque la mayoría de nuestros lectores no saben de qué se trata cuando habláis de infantería, y, por tanto, tampoco tienen idea de lo que era la infantería pesada de vuestros tiempos.
 - ¡Dioses olímpicos! ¡¿Qué habremos hecho para merecer estos descendientes?! - Silvano clama al cielo.
- Pues de todo, imagino - le responde Cornificio con una sonrisa torcida.

Quedamos emplazados para escribir una entrada en la que os contaremos todos esos detalles, lectores y amigos. De momento, aquí está la tarjeta-invitación para el evento literario que ha preparado el Excmo. Ateneo de Sevilla, que tendrá lugar en su sede, el próximo día 13 de junio. Estáis, pues, todos invitados.

- Eso es para los idus... ¡Ni una nundina falta! - exclama Sereno.
- ¡¿Y a qué rayos de Júpiter tonante estamos esperando?! - gruñe Cornificio.
- El tribuno no ha firmado la orden de desplazamiento - dice Silvano, encogiéndose de hombros.
- ¡¡La madre que lo parió!! - ruge Cornificio.
- Es que dice que está esperando a que los augurios sean favorables - explica Silvano.
- ¡Pues ya podemos esperar sentados!
- No refunfuñes tanto, hermano mayor... Podemos decirle a Prisco que le diga que ha visto un rayo magnífico por el lado bueno y que tenemos que aprovechar la ocasión y salir a toda marcha hacia Hispalis - sugiere Sereno.
- Ni se os ocurra intentar alterar los augurios - dice el aquilifer Prisco, apareciendo de repente en medio de mi salón.
- ¿Y qué si lo hacemos? - le pregunta Cornificio, retador.
- Pues mejor que no, porque eso trae muchísima mala suerte - responde Prisco con voz lúgubre.
- Pues entonces, a este paso, no llegamos - concluye Silvano con un suspiro de resignación.
- Prisco: - le ordena Cornificio - vuelve ahora mismo a los cuarteles y ponte a hacerle rogativas a Júpiter, que para eso es el titular de los idus, y, de camino, a toda divinidad que se menee, para que pongan a Fortuna a nuestro favor y que cambie los augurios... ¿A qué esperas?
- Voy, voy.
- Y nosotros, a pedirle a Marte que le dé un empujón al tribuno y lo desapoltrone... Y tú, bonita, no nos lo entretengas más, por lo que más quieras,... que si no, te quedas sin escolta para lo de Hispalis.