miércoles, 29 de junio de 2016

CACERÍA EN ÁFRICA (... QUE NO SAFARI)

Escena de cacería (mosaico; foto: T. Piquet, 1992)
Respondiendo a la petición de un lector aficionado a la caza y amante de los perros, que quería ver otros podencos en el Arte Romano, hoy os traigo este fragmento de un mosaico con escenas de cacería.

El mosaico, perteneciente a la colección del Museo del Bardo (Túnez), está formado por una serie de escenas de vida campestre (actividades agrarias, como siega o recolección de aceitunas y otras frutas; actividades de pastoreo; actividades cinegéticas; y escenas "de jardín", en las que aparecen retratados los propietarios del lugar), dispuestas alrededor de la representación de una villa romana.

Una de las escenas de cacería, que se conserva incompleta, refleja la caza de aves con red y perros. En el detalle que ilustra esta entrada, podemos ver a uno de los cazadores llevando al hombro la red que van a tender, con ayuda de la pértiga que porta en la mano derecha. Tras él, camina otro cazador, del que apenas se conserva un brazo con la mano tendida y una pierna, que lleva, sujetos por sus correas, a una collera de podencos. Aunque la fotografía del detalle la tomé en blanco y negro, conforme a los colores originales del mosaico, uno de los podencos tenia el pelo rojizo, y el otro, barcino (atigrado). El trabajo de estos dos bonitos canes consistía, una vez instalada la red, en levantar y empujar hacia ella a los pájaros que se encontraran ocultos entre los matorrales de la zona a batir.

Estas cacerías tenían lugar en las tierras que, en los tiempos de nuestras novelas, se conocían como África, una provincia cuyos territorios se ubicaban entre la Carthaginensis y la Cyrenaica, denominadas así por las principales ciudades de ambas regiones, Carthago y Cyrene. Hoy en día, estos territorios se corresponden con buena parte de Túnez y todo el norte de Libia.

El mosaico data de fechas muy posteriores a la época de nuestras novelas (finales del siglo I antes de Cristo), pero esta modalidad de caza menor también se practicaba asiduamente por entonces, así que podéis imaginar a nuestros personajes más aficionados a la cacería tendiendo redes y dejando correr por los campos a sus podencos y lebreles, mientras perdices, codornices, tórtolas, estorninos y un sinfín de otras aves levantaban ruidosamente el vuelo a su paso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario