sábado, 24 de diciembre de 2016

OTRA DE SATURNALES


Mosaico con peces (Pompeya, Italia)
NOCHEBUENA CON LOS ANTEPASADOS

- ¡Los garbanzos están duros! ¡Rayo de Júpiter! –
- Ya te lo dije, contubernal, que no te fiaras de que un trozo de vidrio con redondeles pintados de blanco fuera a funcionar tan bien como un buen fuego de leña. Pero tú, ¡hala!, ¡modernidad!, ¡modernidad! –
- ¡Qué salao estás tú hoy! –
- Como van a quedar los garbanzos, con tanto hueso de jamón y tanta costilla salada como les has echado –
- Lo que tenías que haber hecho era ponerlos más temprano, que tanto pimplar del vino dulce ése, tanto, que se te pasó la hora –
- Menos criticar y más echar una mano, ¿eh?, que los salmonetes no se limpian solos –
- Pues a mí lo que me tiene pasmado es que estos pescaditos estén como recién sacados de la red, y, según dice nuestra amiga, llevan más de una semana dentro de la caja fría –
- Menos pasmo y más atención, que casi te rebanas un dedo con el cuchillo –
- ¿Alguien quiede otra cobita? ¡Hips! –
- ¡¿Quiere alguien quitarle a Cayo la botella del vino?! –
- ¡Trae pa’ca, contubernal! ¡Que no va a quedar para los postres! –

Sí, queridos amigas y amigos, habéis supuesto bien: mis personajes han aceptado mi invitación a cenar esta Navidad en mi casa. Pero insistieron en cocinar ellos, así que, en cuanto llegaron, tomaron la cocina por asalto, me sentaron en el salón, cogieron las botellas de vino, se remangaron y se pusieron a preparar unos garbanzos, para el almuerzo, y el pescado, para la cena, mientras cascaban nueces y comían los higos secos que habían traído.

Los garbanzos los tomamos bien tarde, entre risas. Estaban algo duros, pero muy sabrosos, y el vino ayudaba a olvidarse de las pegas.
- ¿De dónde dijiste que era este vino, querida? –
De Jerez – se lo señalo en el mapa que preparé para ellos, con un cruce de datos entre las ciudades de su época y las de la nuestra, para que se orienten.
- ¡Vino ceretano! ¡Je, je! ¡Qué bien lo hicimos! –
- No te cuelgues condecoraciones ajenas, Marco, que yo en la vida te vi siquiera acercarte a una parra –
 - ¡Minucias! –

Uvas (foto: Yolanda Henares/2016)

Más tarde, consigo sentarlos a todos a la mesa.
- Vamos a felicitar a todos nuestros lectores, ¿os parece? –
- ¡¡Nos parece!! – dicen a coro, entre risas y guiños. 
Sé que pretenden burlarse de mí, pero hago como si no me afectara lo más mínimo.
- Queridos lectoras y lectores: ¡¡Feliz Navidad!!... Vamos, todos a la vez  
- ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! -
- ¡¡¡IO, SATURNALIA!!! –
- ¡¡¡Cayooo!!! –
- ¿Gue basa? –
- Que lo moderno es decir “feliz-navidad”... ¿No habíamos quedado en seguirle la corriente a nuestra amiga? –
- ¡Gips! –
- Tiberio, esconde el vino –
- Esbera, Biberio, una cobita mash, para abrir boca, gue ya sabesh gue no me gusta el bescado -
- Al pescado todavía le queda un rato –
- Mientras, podríamos contarles algunas cosas a nuestros lectores –
- ¿Cómo qué? –
- Estas fechas eran tan familiares y entrañables para vosotros como lo son aún hoy en día. ¿No echabais de menos a vuestras familias, aquí, en lo que para vosotros era ultramar? –
- ¡¡¡ Noooo!!! – dicen, de nuevo a coro, entre risas.
- ¡Vaya! –
- Estamos de broma –
- Lo estarás tú. No hables por los demás. Yo a mi mujer le dije: “querida, considérate viuda, porque de ésta seguro que no vuelvo”. Eso le dije. La última vez que estuve en Roma,… hace ya años –
- Y ella, ¿qué te dijo? –
- Se echó a llorar. Las mujeres siempre tenéis la lágrima detrás de la oreja –
- ¿Y tú? –
- Yo no. Las sentimentales sois vosotras. Le di una palmadita en el brazo y le dije: “ea, ea”; y me fui tan ancho, porque no le dije que, aunque saliera con bien de la contienda, yo no pensaba volver de ninguna manera –
- Eres un descastado. Yo les escribo, a mi mujer y a mis hijos, cada vez que hay facilidades de correo –
- ¿Y te contestan? –
- Por supuesto, aunque a veces mis misivas les hayan llegado con un año o más de retraso,… -
- Cuando quieras volver por Roma, tu mujer ya se habrá casado con otro –
- Me dijo que me esperaría –
- Sí, la primera guerra… Llevamos ya tantas, que eso cansa a cualquiera –
- Yo, en cambio, no sufro de esos males. Nunca me he casado –
- Yo, tampoco –
- ¡Venga ya!,… pero si ya tienes candidatos a familia a la espera –
- Hasta que no me case con ella y adopte a sus hijos, no hay nada que hablar –
- El que sí que tiene males a espuertas es el tribuno –
- ¡Hombre! Es, ¡hips!, el médico jefe –
- No es por eso, tarugo beodo; me refiero a males familiares –
- ¿Ah, sí? –
- Tú sabes algo, contubernal. ¿De qué te has enterado? –
- ¡Desembucha, pájaro! –
- ¡Chissst! ¡Que viene el tribuno! ¡Disimulad! –
- ¡Las enaguas de Juno, bero qué bueno está este vino! –
- Disculpa el retraso, querida, pero me han entretenido los magistrados algo más de la cuenta. Acepta este presente,… ¡¡¡Nicodemooosss!!! ¿Dónde te metes? –
- ¡Ay, señor! Que no había venido nunca antes al tiempo de los modernos y me he hecho un lío –
- El presente,… para mí, no;… para ella –
- ¡Ah! ¡Eh! Sí,… Acepta, señora, este detalle de parte del honorable tribuno senatorial – dice el hombre, haciendo una inclinación muy pomposa y tendiéndome un cesto, en el que, entre ramas de laurel y romero, han colocado con mucho cuidado varias velas de cera, algunos pasteles, una orcita de miel y una buena cantidad de embutidos.
- ¡Muchas gracias! Servíos una copita de vino,… ¿Dónde está el vino? –
- Hemos tenido que quitarlo de la vista y del alcance de la mano de Cayo – me dice el narrador, señalando con un gesto de cabeza al oficial al que se le ha puesto la nariz cómicamente roja, pero éste hace un guiño y saca la botella con gesto triunfal de debajo de la ropa de camilla de la mesa.
- ¿Gué? ¿Greíais gue me la ibais a pegar?...No estoy beodo; sólo un poquito achispado… ¿Una gopita, mi tribuno? –
- ¡Buen detalle, tribuno! –
- Sí, contubernales. Nosotros no hemos estado tan finos. Deberíamos haberle traído a nuestra amiga algo más que nueces e higos pasos –
- Pero hemos cocinado –
- De acuerdo. Pero no queda tan fino como el regalo del tribuno, reconócelo –
- Es que el tribuno tiene mucho mundo y ha comido y compartido lecho con lo mejorcito de Roma –
El tribuno se atraganta con el vino. Su sirviente, Nicodemos, le da golpecitos en la espalda, con cara de circunstancias. Y demás oficiales no saben si dejar escapar la carcajada o mirar al techo para disimular.
- Anda que tú también, Marco - le regaña el oficial de mayor graduación al que hizo el comentario.
- ¿Qué pasa? –
- Que parece que te has caído de un guindo – le regaña también el narrador – Nuestros descendientes comen siempre sentados, así que compartir el lecho con alguien significa una cosa bien distinta para ellos –
- ¡Acabáramos! – Marco cae en la cuenta y se queda en suspenso, sin saber qué decir.
Un momento después, todos cruzan miradas de complicidad y rompen a reír a carcajadas.
- ¡Menuda fama vamos a crearte entre nuestros descendientes! ¿Eh, tribuno? –
- Justo la que me hacía falta – gruñe el tribuno, incómodo.
- ¡La cena! ¡Que venga alguien a ayudarme a llevar todo esto a la mesa! – dice a voces el oficial grandullón desde la cocina.
Los demás sacan monedas y se ponen a echarlo a suertes.

Bien, queridos amigas y amigos, vamos a cenar. Os aseguro que es la cena de Nochebuena más peculiar de toda mi vida. Espero que vosotros disfrutéis también de la vuestra, os acompañe quien os acompañe.
¡FELIZ NOCHEBUENA!

- ¿Por qué dice ahora “nochebuena”? ¿No quedamos en que en los tiempos modernos se dice “navidad”? –
- Luego te lo explico, contubernal. Coloca estos platos en la mesa –
- ¡Más vino! –
- ¿Todavía no has tenido suficiente? –
- Nooo. Si es muy ligerito,… y ni siquiega le he puesto agua –
- ¿Y tú dices que no, Aulo? Pues yo te digo que así es como empiezan los beodos perdidos: dejan de aguar el vino –
- ¡Menos cháchara y moved la retaguardia de los asientos! ¡Que necesito manos en la cocina! –
- ¡Cabeza! Te ha tocado, Cayo – Aulo ha lanzado una moneda y ésta ha caído de cara.
- ¡Foy! ¡Hips! – dice el aludido, tratando de incorporarse torpemente.
- Éste no llega a la cocina –
- ¿Qué apostamos? -
- Mientras ellos se arreglan para servir la cena, querida, ¿dónde dejaste ese tratado sobre hormigas tan interesante que me prestaste el otro día? -

 





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