miércoles, 7 de septiembre de 2016

C ES 100

Jardín con fuente y tórtolas (Pompeya, Italia)


LA ENTRADA NÚMERO CIEN

Sí, queridos lectoras y lectores, la entrada de hoy es la número 100 de nuestro blog.

De ahí el título, que a algunos os habrá parecido poco menos que “jeroglífico”, pero es que, en los tiempos de nuestras novelas, los números no se representaban tal como hoy. Eso sería un avance medieval. En la Antigüedad Romana, se representaban mediante letras, o combinaciones de letras. La letra C equivalía al número 100. Así que hoy estamos en la entrada centum, que dirían ellos.

Por eso hoy vamos a celebrar este pequeño gran logro de nuestro blog, agradeciéndoos a todos, viváis en el país que viváis, que nos sigáis en el entorno digital, desde el día  en que mis personajes y yo decidimos comenzar esta andadura.

No les veis, pero os aseguro que todos están aquí, saludándoos, contentos de tener esta peculiar posibilidad de dar a conocer sus andanzas a sus descendientes, y al resto del mundo. Un mundo que ellos no llegaron a conocer como nosotros, pero al que querían tanto o más. Un mundo que, sin ellos, nunca hubiera sido lo que es hoy, pues la herencia que nos legaron es el haz de fuertes hilos sobre los que se fue tejiendo la posteridad.
Y nos dejaron el listón bien alto, pues, con muchísimos menos medios técnicos que nosotros, superaron retos y hallaron soluciones que aún hoy nos asombran. ¿Cuántas veces no se oye, o no se lee por ahí, algo como “hay que ver lo adelantados que estaban los romanos”? Pues no, no estaban adelantados para su época. Estaban exactamente en su momento. Quizás hayamos sido todos los que les heredamos los que no fuimos capaces de seguir su ritmo, o de avanzar como ellos, hasta hace muy poco tiempo.

Para acabar por hoy, vamos a brindar con todos vosotros, con un buen vino:
- A ver, queridos personajes, ¿queréis decirles algo a los herederos? –
- ¡¡¡Valor y mucha suerte!!! –

Todos levantan sus copas a la par y gritan al unísono, aunque ya les he explicado que, por mucho que levanten la voz, vosotros sólo percibiréis lo que yo escriba en la “caja bizarra”.

Para ilustrar esta breve y especial entrada, os traigo este bello motivo de una pintura mural de Pompeya (Nápoles, Italia), en el que se ve una fuente con surtidor y unas tórtolas, entre frutales y flores.

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