lunes, 11 de enero de 2016

HABEMUS MASCOTA.
Este simpático personaje, que ya habréis visto navegando por este espacio virtual, ha sido nombrado mascota del Blog por los personajes de la novela.
El nombramiento ha sido por unanimidad...
- ¡¡¡ Y aclamación !!!.
(Imaginad las carcajadas: hoy tienen ganas de bromear).
Aunque, cuando este sileno se pintó en los muros de una casa de la ciudad italiana de Pompeya, todos nuestros personajes ya habían dejado este mundo en la vida real, el blog nos permite jugar con las coordenadas espacio-tiempo y dotarlos de una existencia virtual... De la que os aseguro que están encantados...
- Di que sí, hijita -
- Siii,... sobre todo los chavalines de la quincalla en el pecho, que no se pierden un julepe -
- Y esta abuela impertinente de la rueca, ¿quién es? -
- Mi suegra, señor -
- ¡¡¿Y cómo ha llegado aquí?!! -
- Pues igual que vosotros, resalao,... que me he enterado en la fuente que se podía venir a curiosear por donde los descendientes y me he dicho, ¡ay, Prisca!, ¡cuando te vas a ver tú en otra como ésta!, y ¡ea!, aquí estoy -
- ¡¡¡Esto es una irregularidad como un templo!!! -
- ¡Qué guapetón te pones cuando te enfadas, canoso!,... esto, ¿estás soltero?,... porque conozco a un par de mozas casaderas, algo duritas ya, pero de buena familia, que no le harían ascos a un gruñón como tú -
- ¡Gruñón, yo! ¡¡abuela!!,... Tú, no te rías, tarugo, y saca de aquí a tu suegra antes de que esta parca de pacotilla casamentera empiece a enredar la madeja -
- ¿Casamentera, yo?. No, no, hijitos, yo soy tejedora,... La mejor del Trastévere era, antes de que a mi hija se le ocurriera vender nuestro pisito y seguir a éste, mi glorioso yerno, a provincias -
- Creo que tu suegra se burla de ti -
- Gracias por aclarármelo, pero la sufro de continuo -
- ¡Qué tú me sufres! ¡mal hombre! El suelo que piso deberías besar, que todo lo dejé en Roma para seguirte con mi pobre hija -
- Pero si no hacía falta ... -
La rueca y la hilatura vuelan por los aires y el yerno de Prisca los evita agachándose, lo que irrita aún más a la anciana, que se levanta y corre tras él, insultándolo. Todos los demás antepasados presentes se ríen del yerno y de los improperios con los que lo hostiga su suegra, camino de vuelta hacia el pasado.
El sileno sonríe, pícaro, en su pared y acepta el nombramiento. Habemus mascota.

Uno de nuestros lectores ha recibido ya la foto del Sileno, como recuerdo por haber sido el primero en colocar un comentario en el Buzón. Espero que te guste, Ángel.
T. PIQUET

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