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La diosa Minerva (Jerez de la Frontera, Cádiz, España) |
Quinquatrus
En el mes de Marte se celebraban varios días de fiesta en honor de otra divinidad relacionada tradicionalmente con la guerra, Minerva.
Esta diosa, que se representa siempre armada con lanza y escudo, con coraza o cota de malla sobre las vestiduras y tocada con un casco, era hija del gran dios Júpiter; y junto a él y a su esposa, la diosa Juno, formaba la llamada triada o trinidad capitolina, puesto que se les veneraba juntos en un templo situado en la colina romana llamada Monte Capitolio.
Minerva, como otras divinidades, se ocupaba de diferentes asuntos relativos a los mortales; así que, además de sus ocupaciones bélicas, también era considerada la patrona de las artes y la artesanía; y de la Filosofía, con todas sus disciplinas relacionadas, dado que era la diosa de la inteligencia y el conocimiento, por haber nacido directamente de la cabeza de Júpiter.
- El
Quinquatrus es el día del dolor de cabeza - nos dijo ayer uno de nuestros caballeros, de los menos píos - Porque imagínate lo que tuvo que ser aquello, si fue como dice la leyenda, que la diva salió de la cabeza de Júpiter ya crecidita y armada de la cabeza a los pies. Porque Júpiter será todopoderoso, óptimo y máximo, y todo lo que sigue, pero es que tuvo que pedir que le abrieran la cabeza de un hachazo para que la niña pudiera salir con lanza y todo -
-¿Eso te dijo? ¡Impío!, ¡ateazo! - gruñe Prisca, tomando asiento. Le cuesta recolocar los vuelos de las muchas capas de buen paño de su vestimenta de los días de fiesta.
- Tranquilízate, madre, o después necesitarás un cubo de tila para poder dormir - le dice Mariola, sentándose a su lado, también ataviada con sus ropajes de fiesta.
- Eso lo dijo porque es un hombre, y, en el fondo, le molesta que en el mes de Marte, sea casi tanto, o más, celebrada nuestra señora Minerva - añade Matidia, que hoy estrena una vistosa
palla, a modo de mantilla, con un ancho galón de flores primorosamente bordadas.
- Es que hoy es el aniversario de la diosa Minerva - explica Gabinia, también muy arreglada - Y empiezan las fiestas del
quinquatrus. Nosotras venimos de dejar en su altar unas coronas de flores, unos panecillos bien blancos y algo de sal -
- ¡Y qué caras nos han salido las flores!,... porque con eso de que es fiesta, los floristas se aprovechan - se queja Cintia, colocando también con cuidado los pliegues de su mejor estola - Tu marido debería hacer algo al respecto,... si sale elegido, Matidia -
- Lo hará, queridas. Tened por seguro que lo hará - afirma ella, muy en su papel de esposa del candidato.
Queridos lectores y lectoras, hoy me he sumado a la costumbre de nuestras antepasadas de invitar a cenar a las matronas amigas entre los días 19 y 23 de marzo, y ellas han aceptado encantadas, máxime cuando estamos en el día del aniversario de la diosa. Ésta, por su patronazgo de la artesanía también es protectora directa de nuestra amiga Prisca y su hija Mariola, que, como ya comentamos, regentan un pequeño negocio de tejidos, en el que desarrollan sus habilidades como hilanderas, tejedoras y bordadoras.
- Y de todas las mujeres, porque, por tradición, todas las romanas tejemos en casa - dice Matidia.
- Pero la tradición ya está muy perdida, hijita - me dice Prisca - Por eso mi hija y yo podemos vivir de lo nuestro... Para agradecer tu invitación, y para que veas lo bien que lo hacemos, te hemos traído este pañuelito - me alarga un pañuelo de lino, de bolsillo, en el que hay bordada una greca y unas pequeñas y bonitas florecillas campestres.
- ¡Qué bonito! ¡Muchas gracias! -
- Todo hecho por nosotras, desde el hilado del lino hasta la última puntada de la greca - me dice Prisca, orgullosa de su buen oficio.
- Nosotras tres, para corresponder también a tu invitación, y como sabemos que tú no podrás aceptar las nuestras en el pasado, te hemos traído unos pastelillos y pan con pasas - me dice Matidia, levantando el paño que cubre una cestita de mimbre que han puesto sobre la mesa.
Hoy van a cenar conmigo, y el resto de los días festivos, con familiares y otras amigas y conocidas de la colonia.
- Entonces las jornadas del
quinquatrus son días de celebraciones familiares y femeninas - les digo, para reanudar la conversación, después de agradecer efusivamente el fragante y apetitoso contenido de la cesta - Quiero decir, que los caballeros y resto de los hombres siguen con sus quehaceres ordinarios -
- ¡Anda ya!, pero si Minerva es patrona de todos, desde los militares hasta los zapateros - dice Prisca - Los chavalines de la quincalla en el pecho, por mucho que digan que ellos son ahijados de Marte, llevan hoy desde antes de que cantaran los gallos honrando a Minerva, con banda de música y todo. Y ese tribuno relamido tampoco se ha dejado caer hoy por el futuro porque él la reverencia por partida triple: como militar, como filósofo y como médico -
- Sí, ¡qué hombre más bien aprovechado! - dice Gabinia, disimulando un suspiro de admiración.
- ¡Ay, tontina! ¿No me irás a decir que te gusta ese patricio de canilla fina? - Prisca se lanza a ver si puede hincarle el diente a la cuestión.
- ¡Pero si es más bajo que tú! - dice Matidia - ¡Y está mucho más alto en el orden social! -
- Y, siendo patricio, seguramente tiene esposa de familia de relumbrón, y unos pocos de hijos en Roma - añade Cintia.
- Pues a mí me parece que si a nuestra Gabinuela le hiciera un guiño ese tribuno, le faltaba tiempo para dejar a su marido - ríe Mariola, haciendo un guiño cómplice a su amiga, que también deja escapar una risita pícara.
- Sí, ya sabemos que aquí nuestra Gabinia está siempre buscando oportunidades para darle esquinazo a ese penco que tiene por marido,... como en las Saturnales pasadas,... -
- ¡Prisca, por todos los dioses! - Gabinia se pone roja - ¿No quedamos en que no volveríamos a hablar de ese tema? -
- Hija, qué quieres que le haga, si es que yo voy al revés. ¿No se dice que a todas las viejas les falla la memoria?, pues yo, conforme mayor soy, mejor me acuerdo de todas, todas, todas las cosas - dice Prisca con un brillo travieso en la mirada.
El Sileno, que también sabe a qué secretillo se refiere Prisca con sus indirectas, se ríe en su pared.
- Bueno, bueno, amigas - reconduzco la conversación - ¿Por qué no les decimos a nuestros lectores y lectoras quienes celebran hoy el día de su patrona, Minerva? -
- Pues, por una parte, los artesanos: cordeleros, bataneros, peleteros, curtidores, zapateros, hilanderos, tejedores, bordadores,... -
- Nosotras, nosotras - interrumpe Prisca a su hija.
- Que sí , mamá, que ya todos saben a qué nos dedicamos nosotras -
- También Minerva es la patrona de los pintores y los escultores - añade Matidia.
- Y de los médicos y los maestros, que se ponen muy contentos, porque es su época de cobro - dice Cintia - Y estos días son de vacaciones para los niños en las escuelas. De primeras parece muy bonito, con los niños y los maestros llevando flores a la diosa, para agradecer lo bien que les ha ido el curso hasta ahora, y para pedir buena influencia hasta junio,... pero luego hay que aguantarlos los cinco días en casa,... - se queja - ¡Cinco días seguidos sin escuela! -
- No te quejes, que más largas son las vacaciones de verano, desde Junio hasta que vuelve a empezar el curso en Octubre - le dice Gabinia.
- Sí, pero en verano pueden pasar muy buenos ratos jugando en la calle,... que en estas fechas, como el tiempo esté lluvioso,... niños dando guerra dentro de casa de la mañana a la noche - le replica Cintia, poniendo cara de agotamiento - Juguetes por todas partes, peleas entre ellos,... -
- Pues mano dura - le gruñe Prisca - Que lo que pasa con tus hijos es que los tienes muy mimados -
- Pues, lo que es a mí, me gusta que tengan estos días sin clase, porque así yo puedo preparar las fiestas tranquilamente, sin tener que preocuparme de si llegan o no tarde a la escuela, o si se me echa encima la hora de que vuelvan... ¡Cómo no tengo yo nada que cocinar en estos días! - dice Matidia.
- Sí, hija, que tú tienes tanta parentela por aquí,... - dice Gabinia - Y como quieres quedar bien con todos, pues te pasas el santo día en la cocina -
- Sí, y así, con los niños en casa, me organizo como mejor me place, y siempre puedo mandar a los mayores a hacerme los recados del desavío. Aunque este año, como me quiero lucir, para tenerlos a todos contentos y bien dispuestos para que apoyen la candidatura de mi marido, voy a alquilar la ayuda de una fámula. Me han hablado de una muy bien dispuesta, que sirve en casa de un comerciante muy adinerado, y que, como su señor tiene tantos siervos, pues ella tiene mucho tiempo libre y se alquila para echar una mano por horas y ganarse así un buen dinerillo -
- ¿Y guisa bien? - pregunta Prisca.
- Eso me han dicho - responde Matidia.
- Pues ya me pasaré por tu casa a dejarte unas recetas, y le echo un ojo a lo que haga en la cocina - dice Prisca.
- Ésta - ríe Gabinia - con que le metas a los niños en cintura, se conforma -
- Sí - ríe también Matidia - Que es verla aparecer por la puerta y meterse debajo de las camas -
Os dejamos por hoy, queridos lectores y lectoras, que tengo que servir la cena a mis invitadas. Les prometí que comeríamos pescado de mar fresco, que ellas, aunque les gustaba muchísimo, no podían conseguir en su época al estar su ciudad lejos de la costa. Y como también querían probar cosas desconocidas aquí en la Antigüedad, lo acompañaremos de hortalizas llegadas del Nuevo Mundo, como patatas y tomates; y tomaremos postre de frutas tropicales. A ver qué les parecen los kiwis.
La imagen que ilustra esta entrada es, como no podía ser de otra manera, una de la diosa Minerva. Se trata de un mosaico que se guarda en el Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera (Cádiz, España), que ya os he recomendado en otras ocasiones. Es muy posterior a la época de nuestras novelas, ya que está datado en el siglo IV (después de Cristo; o sea, unos cuatrocientos años después de la época en la que vivieron nuestras amigas), pero me resultó tan simpático, con ese aire naïf y provinciano, que lo he preferido, por original, a los conocidísimos modelos griegos clásicos de belleza ultraterrena.
Esta entrada está dedicada a la más joven de nuestras lectoras, devoradora de libros, que se llama como la antigua diosa, Minerva.