lunes, 14 de marzo de 2016

MARZO VIENE DE MARTE

Marte de Todi (escultura etrusca)

La denominación del mes de Marzo proviene directamente del nombre del dios de la guerra, Marte (Mars en latín), y para hablar de las festividades y celebraciones relacionadas con su culto, hoy nos acompaña un selecto grupo de caballeros; a igual que el otro día nos visitaron unas honestas matronas para tratar sobre las festividades de origen agrario...
- ¡Hem! -
- ¿Sí? -
- Que somos todos caballeros menos aquí, el matasanos, que es patricio por los cuatro costados -
- Un poquito más de respeto en público para vuestro tribuno, pediría yo - protesta el aludido.
- Si hasta se ha puesto su mejor toga para venir por aquí - bromea otro de los caballeros.
- No se cómo os aguanto - resopla el tribuno.
- Pues porque en el fondo nos quieres como si fuéramos tus hijos -
- Sí, quizás tengas razón, querido: algunas veces os comportáis como una pandilla de niñatos talluditos -
- Es que nos alistamos muy jóvenes, y no nos dio tiempo a desfogar - ríe otro de los caballeros.
- Encantada de teneros por aquí -
Todos devuelven el saludo.
- Prometimos a nuestros lectores y lectoras que vendríais para hablarles sobre las fiestas consagradas a Marte,...-
- Divino patrono, cuida de nosotros. Divino patrono, extiende tu mano sobre nosotros. Divino patrono, acompáñanos en la carga. Divino patrono, diezma a nuestros enemigos. Divino patrono, comparte nuestra victoria. Divino patrono,... -
- ¿Reza? - les pregunto, al ver que uno de ellos se cubre la cabeza con la capucha de su capa, y murmura lo que parece una oración.
- Sí. Es el más pío de nosotros. Por eso le hemos traído -
- ¿Qué sucede, que los demás no sois religiosos? -
- ¡Oh, no! Poca gente encontrarás más religiosa que los romanos - dice otro, poniéndose muy derecho.
- Cierto; pero la verdad es que rezar, lo que dice rezar, nosotros rezamos más bien poco. En ocasiones señaladas -
- Ya reza éste por todos - ríe otro señalando a su compañero encapuchado.
- Si no fuera por mis rezos, los dioses nos habrían dado la espalda hace mucho tiempo - dice el aludido, descubriéndose, sacudiendo la cabeza y dándoles por imposibles.
El tribuno hace un gesto de resignación, mirando al techo.
- No pongas esa cara, tribuno, que tú eres el más descreído de todos - le reprocha el más pío, que saca un envoltorio de entre los pliegues de su capa y lo pone con ceremonia sobre la mesa - Para ti - me dice, empujando el paquete hacia mí con una sonrisa cortés - Te protegerá del mal de ojo y evitará que la buena salud te abandone -
Desenvuelvo el paño y me encuentro con un pene de bronce, de tamaño regular, con dos alitas.
- ¿Te ayudamos a buscarle un buen sitio? - me ofrecen - Tiene que estar bien a la vista -
- Luego,... luego lo colocaré,... Ahora, hablemos de Marte y sus fiestas de Marzo -
El tribuno me sonríe, dando a entender que me comprende. Soy arqueóloga y estoy acostumbrada a este tipo de objetos, pero nunca esperé que sus propios usuarios me regalaran uno. No soy supersticiosa, como la mayoría de la gente del siglo XXI, y como algunos del siglo I antes de Cristo; y me aguanto las ganas de reír que me han dado al verlo. Por respeto a mis personajes y a sus creencias, acepto el peculiar regalo, con alitas...
- La festividad más antigua que conservamos en el mes de Marte dura, en realidad, buena parte del mismo - el tribuno, con tono doctoral, me ayuda a salir del pequeño apuro - Se trata del festival de los Salios, y sólo se celebra en la propia Roma. Es una tradición que se pierde en la noche de los tiempos, y que comienza el día primero del mes, en conmemoración de la supuesta caída de los cielos de un escudo de bronce,... -
- De supuesta nada - interviene el caballero más pío - Real como la vida misma. El escudo cayó del cielo, y fue el propio Marte el que lo envió como una señal de su favor divino -
- Ha dicho - ríe otro de los caballeros por lo bajo.
- El caso es que había pasado tanto tiempo que ya no había quién se acordara de todos los detalles - prosigue el tribuno - Se mandaron hacer copias del escudo, de forma que se reunió una docena de ellos, que se guardan, como oro en paño, colgados de las paredes del templo de Marte en la regia, de donde se descuelgan todos los primeros de Marzo, para el festival de los Salios -
- Contadles a nuestros lectoras y lectores quienes eran los Salios -
- Pues es una cofradía compuesta por doce patricios jóvenes, que se eligen por sorteo entre aquellos cuyos padres vivan todavía, y su deber es pasearse... -
- ¡Desfilar en procesión! - le corrige el caballero más pío.
- Procesionar - concede el tribuno con paciencia - por las principales calles y mercados de la ciudad, vestidos con unos uniformes muy anticuados, bailando una danza guerrera más anticuada todavía y cantando un himno cuya letra no entiende ni el propio Marte que se pusiera a ello -
- Pero mira que te gusta chinchar, tribuno - protesta el caballero pío - A ver ¿qué trabajo te cuesta decir que visten uniformes antiguos y danzan y cantan conforme a viejas tradiciones? -
- Pues eso - dice el tribuno, haciendo un mohín - El festival dura entre el 1 y el 24 de Marzo, y también tiene una faceta gastronómica -
- Explicadnos eso, que quizás haya que etiquetar también esta entrada para la sección de cocina -
- No te entusiasmes, Flaquilla. Ya sabemos que lo del guisoteo te gusta, pero hoy no nos acompaña ninguno de los cocinillas, así que poco te vamos a poder decir, salvo que las cenas de los Salios tienen fama de ser las mejores de toda Roma -
- Es que los cofrades hacen parada y fonda, cada noche, en una casa patricia distinta, y allí se les tiene preparada una cena opípara, para que repongan fuerzas y al día siguiente puedan seguir desfilando, bailando y cantando, cargados con esos pesados escudos de bronce macizo -
- Y, claro, ya sabes cómo son los patricios de nuestros tiempos.... No te ofendas, tribuno. Ninguno quiere ser menos que los demás y compiten, para darse pisto, a ver qué casa les dispensa la mejor acogida -
- ¿Y así del 1 al 24? -
- Sí, de las calendas al Tubilustrium. Aunque el día más importante es el 19, cuando se celebra el Quinquatrus, en honor a Marte, por supuesto,... y hacen el numerito para los Pontífices -
- "El numerito". Bonitas maneras, tribuno. Desde luego, te estás luciendo - protesta el caballero pío - Que sepas que no es de recibo comparar a los Salios con saltimbanquis de comedia -
- El día 24 se da por finalizado el festival, y los Salios devuelven los escudos al templo, donde, después de limpiarlos, se cuelgan de nuevo hasta el año siguiente - el tribuno no hace el menor caso de la protesta del caballero, mientras que los demás ríen por lo bajo.
- El día anterior, el 23, hay otra ceremonia castrense: el tubilustrium, que ha mentado el tribuno. Ese día se hace la limpieza ritual de las antiguas tubas de guerra, para purificarlas - cuenta otro de los caballeros - Y lo mejor de todo es que el 14, tal día como hoy, también fiesta de Marte, se celebran las equirria y ¡hay carreras de caballos en el Campo de Marte! -
Todos comentan a la par que les encantaría poder estar en Roma para ir a las carreras, y se acaban enzarzando en una discusión cuyo tono recordaría a nuestros lectores el de cualquier tertulia futbolística de hoy en día. En sus tiempos, lo que debió comenzar como un antiguo ritual de consagración de los caballos a Marte, había derivado en una fiesta con competiciones deportivas.

Marte era una muy antigua divinidad itálica, e incluso algunos especialistas consideran que la tradición de los Salios, su indumentaria anacrónica y los peculiares escudos del templo marcial del foro, eran un vestigio de cultos y costumbres que habría que remontar hasta la Edad del Bronce. Para nuestros personajes, la noche de los tiempos, como dijera antes el tribuno. Por este motivo, la imagen que he utilizado hoy para ilustrar esta entrada es el Marte de Todi, una obra de arte etrusca, en bronce. No es tan antiguo como se supone que lo podría ser la tradición de los Salios, pero sí luce una armadura que ya era una auténtica antigüedad a finales del siglo I antes de Cristo.
- Pero mucho, mucho - dice uno de los caballeros, mirando con atención la fotografía - Siglos hacía en nuestros tiempos que nadie llevaba un uniforme así - añade, poniendo la cara que pondría hoy cualquier entendido en historia bélica al hablar de los uniformes del ejército francés en época de Napoleón.
- Buen retrato,... pero qué mal lo han cuidado al pobre, que os ha llegado roto y descolorido -
Otro día les contaré que, conforme a la estética moderna, las antigüedades nos gustan, como dirían ellos, rotas y sin pintar.
- Tenías que haber avisado, Flaquilla, para que me hubiera traído algo para incinerárselo en desagravio -
- En el patio se oyen pájaros - insinúa otro de los caballeros - Anda, sal, a ver si pillas alguno -
- Tengo que ver primero si son pájaros apropiados para el sacrificio -
- ¿No os importa que se trate de un Marte etrusco? - pregunto, en un intento de salvar a los pajarillos.
- Por supuesto que no, querida. Es un dios, y no importa de dónde sea, ni quién haya hecho su estatua, si se pone de nuestra parte -
- Y Marte siempre está de nuestra parte -
- Pero esto es sólo una fotografía,... y estoy segura de que no vale para vuestros propósitos - miro al tribuno, pidiéndole con un gesto que me eche una mano.
- Desde luego que tienes razón - dice el tribuno muy serio - Estos retratos modernos, o fotografías, no tienen ningún valor sacro para nosotros. La imagen del dios tiene que estar pintada sobre tabla, tallada o esculpida para que sea válida -
- Ha dicho - ríe por lo bajo otro de los caballeros, no muy pío y sí muy aficionado a las carreras.

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