jueves, 13 de octubre de 2016

EL SEÑOR DE LOS MANANTIALES, HIJO DE UN DIOS MUY SOCORRIDO Y DE UNA FUENTE INAGOTABLE

Manantial, fuente y lacus (fresco/Boscoreale, Italia)


EL SEÑOR DE LOS MANANTIALES

Fontinalia

El día 13 de octubre, en Roma se celebraban las Fontinalia, o Fontanalia, fiestas religiosas dedicadas al dios Fons, personificación del espíritu divino que hacía brotar los manantiales. Para hablarnos de ello, como ya va siendo costumbre en este blog, nos acompañan esta tarde varios de nuestros personajes.

- Y bien, tribuno, ¿qué puedes contarles a nuestros lectores sobre Fons y las Fontinalia? –
- No, si ya sabía yo que tu generosa oferta de este interesante tratado sobre insectos tendría contrapartida… -
- Pues entonces no te quejes, tribuno, y apechuga con las consecuencias – le dice el oficial de mayor rango, con una sonrisilla torcida.
- Considera que siempre resulta más agradable hablar de fuentes que de bichos infectos – añade otro de los oficiales.
- Y siempre, al mentarlas, se puede tener la buena fortuna de que se le aparezcan a uno las ninfas – dice el narrador, intercambiando un guiño pícaro con sus colegas.
- Está bien, está bien – dice el tribuno, cerrando con pesar el libro que le he prestado – Fons, como has dicho, querida, es el espíritu divino que anima a las aguas vivas a brotar de las rocas y el suelo, y a correr sobre la tierra, formando arroyos y alimentando a los ríos. Es una divinidad muy antigua, y, según el mito, es hijo nada menos que del dios Ianus, uno de nuestros más pretéritos númenes, y de la divina Iuturna, personificación de la fuente de agua inagotable, y la más antigua fontana natural de Roma –
- Interesante relación familiar – comento – Un dios y una fuente,… -
- Pues claro que sí. Entre los dioses todo es posible – dice, muy convencido, el más pío de los oficiales.
- Ianus, entre otros muchos poderes, tiene la facultad de convocar la aparición repentina de las aguas, de todo tipo, allá donde convenga – explica el tribuno – Según la leyenda, durante una de las arcaicas guerras contra nuestros vecinos los sabinos, Ianus impidió un ataque suyo el monte Capitolio, haciendo brotar aguas sulfurosas que detuvieron su avance –
- Teniendo en cuenta lo hediondas que son las aguas sulfurosas, y si brotaron en la cantidad que se cuenta, no creo que ni el más lanzado de los sabinos quisiera cargar cuesta arriba, después de tener que cruzar un lodazal apestoso que les llegaba casi a las rodillas – comenta el oficial de mayor rango.

El tribuno se encoge de hombros y hace amago de volver a las hormigas, aprovechando que los oficiales comienzan a discutir entre ellos lo inadecuado de la estrategia real de los sabinos, con o sin aguas sulfurosas de aparición divina. Para evitar que nos deje a medias con nuestra entrada sobre las Fontinalia, vuelvo al ataque:
- ¿Dónde tenía Fons su templo en Roma? –
- Originalmente, tenía un ara en el monte Janículo – responde el tribuno, cerrando de nuevo el libro con un suspiro de resignación – Después, se le construyó un templo extramuros, junto a la puerta de las murallas que se llamaba precisamente Porta Fontinalis… Y como sé que ahora me vas a preguntar por los rituales, pues le contaré a los lectores que los encargados de los mismos eran los miembros del colegio sacerdotal de los Arvales. Se sacrificaban dos carneros, y se engalanaban con guirnaldas y coronas de hierbas los brocales de los pozos, a la par que el mismo tipo de adornos florales se arrojaba a las aguas de los manantiales,… -
- Sí, queda muy bonito – añade el oficial más pío – Todos los pozos con sus guirnaldas, que también se ponen en los lacus de las fontanas, todo alrededor,… y después se echan coronas más pequeñas al agua, para que floten, y también se suelen hacer libaciones de vino -
- Sí, se riegan bien las aguas con buen vino, para ver si cae la breva y se emborracha alguna ninfa,… - dice el oficial de mayor rango con picardía, mientras los demás se ríen por lo bajo.
- Impíos, blasfemos – les gruñe el más pío de ellos.
- No se le pueden pedir peras al olmo – dice el tribuno, riendo también él por lo bajo.

El culto a las fuentes fue uno de los más perdurables de la religión romana; tanto que fue también uno de los que más trabajo dieron para erradicarlo, muchos siglos después, a los obispos cristianos, que no tuvieron más remedio que, en contra de sus propias convicciones, consagrar los manantiales y las aguas vivas, dedicándolos a advocaciones de la Virgen María, o a los santos y santas que gozaran de mayor aceptación en cada lugar.

GLOSARIO
Fons – Dios romano de los manantiales, fuentes naturales y aguas vivas.
Fontinalia/Fontanalia – Fiesta en honor a Fons.
Ianus – Jano. Uno de los más antiguos dioses del panteón romano.
Iuturna – Fuente natural situada intramuros de Roma, de caudal abundante y permanente. Divinidad que personificaba y sacralizaba el agua viva inagotable.
Lacus – Construcción en forma de fuente o pileta que contenía, en parte, el agua que manaba de los manantiales. También se aplicaba a la pila de las fuentes públicas, donde manaba el agua que llegaba a ellas, a través de los conductos de distribución, desde los acueductos.
Porta Fontinalis – Una de las puertas de acceso de las murallas más antiguas de Roma.
Colegio de los Arvales (o Hermanos Arvales) – Antiguo colegio sacerdotal romano, que se ocupaba, además del culto de los Lares, de los de la diosa Flora y del dios Fons.

Para ilustrar esta entrada, os vuelvo a traer el precioso detalle de una fuente romana que se encuentra reflejado en los frescos de Boscoreale (hoy conservados en el Metropolitan Museum of Arts de Nueva York), en el que puede verse el bonito lacus de mármol que recoge las aguas que manan de las rocas.

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