Manantial, fuente y lacus (fresco/Boscoreale, Italia) |
EL SEÑOR DE LOS
MANANTIALES
Fontinalia
El día 13 de octubre,
en Roma se celebraban las Fontinalia,
o Fontanalia, fiestas religiosas
dedicadas al dios Fons, personificación
del espíritu divino que hacía brotar los manantiales. Para hablarnos de ello,
como ya va siendo costumbre en este blog, nos acompañan esta tarde varios de
nuestros personajes.
- Y bien, tribuno, ¿qué
puedes contarles a nuestros lectores sobre Fons
y las Fontinalia? –
- No, si ya sabía yo
que tu generosa oferta de este interesante tratado sobre insectos tendría contrapartida…
-
- Pues entonces no te
quejes, tribuno, y apechuga con las consecuencias – le dice el oficial de mayor
rango, con una sonrisilla torcida.
- Considera que siempre
resulta más agradable hablar de fuentes que de bichos infectos – añade otro de
los oficiales.
- Y siempre, al
mentarlas, se puede tener la buena fortuna de que se le aparezcan a uno las
ninfas – dice el narrador, intercambiando un guiño pícaro con sus colegas.
- Está bien, está bien –
dice el tribuno, cerrando con pesar el libro que le he prestado – Fons, como has dicho, querida, es el
espíritu divino que anima a las aguas vivas a brotar de las rocas y el suelo, y
a correr sobre la tierra, formando arroyos y alimentando a los ríos. Es una
divinidad muy antigua, y, según el mito, es hijo nada menos que del dios Ianus, uno de nuestros más pretéritos
númenes, y de la divina Iuturna, personificación
de la fuente de agua inagotable, y la más antigua fontana natural de Roma –
- Interesante relación
familiar – comento – Un dios y una fuente,… -
- Pues claro que sí.
Entre los dioses todo es posible – dice, muy convencido, el más pío de los
oficiales.
- Ianus,
entre otros muchos poderes, tiene la facultad de convocar la aparición
repentina de las aguas, de todo tipo, allá donde convenga – explica el tribuno –
Según la leyenda, durante una de las arcaicas guerras contra nuestros vecinos
los sabinos, Ianus impidió un ataque
suyo el monte Capitolio, haciendo brotar aguas sulfurosas que detuvieron su
avance –
- Teniendo en cuenta lo
hediondas que son las aguas sulfurosas, y si brotaron en la cantidad que se
cuenta, no creo que ni el más lanzado de los sabinos quisiera cargar cuesta
arriba, después de tener que cruzar un lodazal apestoso que les llegaba casi a
las rodillas – comenta el oficial de mayor rango.
El tribuno se encoge
de hombros y hace amago de volver a las hormigas, aprovechando que los
oficiales comienzan a discutir entre ellos lo inadecuado de la estrategia real
de los sabinos, con o sin aguas sulfurosas de aparición divina. Para evitar que
nos deje a medias con nuestra entrada sobre las Fontinalia, vuelvo al ataque:
- ¿Dónde tenía Fons su templo en Roma? –
- Originalmente, tenía
un ara en el monte Janículo – responde el tribuno, cerrando de nuevo el libro
con un suspiro de resignación – Después, se le construyó un templo extramuros,
junto a la puerta de las murallas que se llamaba precisamente Porta Fontinalis… Y como sé que ahora me
vas a preguntar por los rituales, pues le contaré a los lectores que los encargados
de los mismos eran los miembros del colegio sacerdotal de los Arvales. Se
sacrificaban dos carneros, y se engalanaban con guirnaldas y coronas de hierbas
los brocales de los pozos, a la par que el mismo tipo de adornos florales se
arrojaba a las aguas de los manantiales,… -
- Sí, queda muy bonito –
añade el oficial más pío – Todos los pozos con sus guirnaldas, que también se
ponen en los lacus de las fontanas,
todo alrededor,… y después se echan coronas más pequeñas al agua, para que
floten, y también se suelen hacer libaciones de vino -
- Sí, se riegan bien
las aguas con buen vino, para ver si cae la breva y se emborracha alguna ninfa,…
- dice el oficial de mayor rango con picardía, mientras los demás se ríen por
lo bajo.
- Impíos, blasfemos –
les gruñe el más pío de ellos.
- No se le pueden pedir
peras al olmo – dice el tribuno, riendo también él por lo bajo.
El culto a las
fuentes fue uno de los más perdurables de la religión romana; tanto que fue
también uno de los que más trabajo dieron para erradicarlo, muchos siglos
después, a los obispos cristianos, que no tuvieron más remedio que, en contra
de sus propias convicciones, consagrar los manantiales y las aguas vivas,
dedicándolos a advocaciones de la Virgen María, o a los santos y santas que
gozaran de mayor aceptación en cada lugar.
GLOSARIO
Fons
– Dios
romano de los manantiales, fuentes naturales y aguas vivas.
Fontinalia/Fontanalia
– Fiesta
en honor a Fons.
Ianus
– Jano.
Uno de los más antiguos dioses del panteón romano.
Iuturna
– Fuente
natural situada intramuros de Roma, de caudal abundante y permanente. Divinidad
que personificaba y sacralizaba el agua viva inagotable.
Lacus
– Construcción
en forma de fuente o pileta que contenía, en parte, el agua que manaba de los
manantiales. También se aplicaba a la pila de las fuentes públicas, donde
manaba el agua que llegaba a ellas, a través de los conductos de distribución,
desde los acueductos.
Porta
Fontinalis – Una de las puertas de acceso de las
murallas más antiguas de Roma.
Colegio de los Arvales (o Hermanos Arvales) – Antiguo
colegio sacerdotal romano, que se ocupaba, además del culto de los Lares, de los de la diosa Flora y del
dios Fons.
Para ilustrar esta
entrada, os vuelvo a traer el precioso detalle de una fuente romana que se
encuentra reflejado en los frescos de Boscoreale (hoy conservados en el
Metropolitan Museum of Arts de Nueva York), en el que puede verse el bonito lacus de mármol que recoge las aguas que
manan de las rocas.
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