Los idus de octubre,
el día 15, consagrados a Júpiter, eran, sin embargo, y, al parecer, desde muy
antiguo, fiesta consagrada a Marte. En su honor se celebraban carreras de
caballos y de carros en el Campo de Marte; y un peculiar sacrificio, que, si
bien lleno de atractivas muestras del arcaico folklore indoeuropeo, no puede dejar
de resultarnos impactante a todos los que amamos a los caballos.
Para hablarnos
del “caballo de octubre”, nos acompañan varios de nuestros personajes.
- ¿Era la de hoy, pues,
una festividad muy antigua, tribuno? –
- Mucho, hija. Era una
tradición que se pierde en la noche de los tiempos –
- Esa es una afirmación
muy poética, pero poco precisa. ¿No podríamos darles a nuestros lectores una
datación más aproximada? –
- No, querida. Cuando
hablamos de tradiciones, la memoria se mezcla con la leyenda y las fechas se
vuelven imprecisas… Las fechas, y casi todo lo demás, porque seguramente hubo
detalles que cambiaron con el paso de los siglos,… -
- ¡De eso nada! Los
ritos se celebran siempre de la misma manera – dice, tajante, el más pío de los
oficiales – Porque si no, no sirven. Así que no cambian –
- Eso sólo te lo crees
tú, y cuatro más – le dice el oficial de mayor graduación, con una sonrisa
torcida.
- Descreído que eres,
estimado colega – le contesta el más pío, sacudiendo la cabeza con pesar.
- Y tú un abraza
altares de mucho cuidado -
- El caso, querida, es
que, en nuestros tiempos, ya nadie,… ni los más píos – añade el tribuno,
mirando significativamente al oficial más pío, antes de que a éste le diera
tiempo de replicar al de mayor graduación – recordaba con certeza qué dio
origen a la tradición. Y tanto eruditos como filósofos buscaban distintas
explicaciones, unos inclinándose a considerarlo como un pretérito ritual
guerrero, muy acorde con nuestro talante belicoso; otros, a interpretarlo como
una tradición propiciatoria de bienes para la agricultura –
- ¿Qué ha dicho? –
pregunta el oficial de la cara cruzada por una cicatriz.
- Que los sabios no se
ponen de acuerdo, porque unos dicen que es cosa de nuestro natural guerrero, y
otros, que es parte de nuestra tradición de granjeros – le explica el narrador.
- Vamos, que aunque
peleones, somos más de campo que las gallinas, que es lo que yo digo siempre – concluye
el de la cicatriz.
- Mismamente – le da la
razón el más pío.
- Establecida esa
verdad por, aquí, mis bravos oficiales, – dice el tribuno con una mueca de
fastidio por las interrupciones -, espero que los lectores hayan comprendido
que esa dualidad se deriva de la propia del divino Marte, que, entre nosotros,
participa tanto del espíritu guerrero como del de numen protector de la
agricultura –
- Dualidad que, hasta
hoy en día, ha dado lugar a numerosas discusiones científicas entre
especialistas en la materia. Éstos, igual que en vuestros tiempos, se dividen
en partidarios de una u otra interpretación –
- Pues sí que ha durado
la controversia – dice el oficial de mayor rango.
- Mucho más que la
propia tradición – les digo.
- ¡Qué cosas! – se asombra
el de la cicatriz.
- ¿Estás tú segura de
eso, Flaquilla? – me pregunta el más pío.
- Os lo puedo asegurar
con los libros de Historia en la mano – respondo.
- Nihil
novi sub sole – dice el tribuno.
- Nada nuevo bajo el
sol – traduce el narrador para vosotros, lectores.
- ¿Les contamos a los
lectores algo sobre el ritual? –
- No sé, querida. Con
las sensibilidades actuales, quizás sea demasiado duro para nuestros amigos –
duda el tribuno.
- ¡Pero si es un día de
fiesta precioso! – protesta el más pío.
- Y las carreras son
reñidísimas y emocionantes – apunta el de la cicatriz.
- En las Hispanias y el
sur de las Galias todavía se celebran tauromaquias – dice el narrador – Y, por
lo que he leído, son celebraciones muy concurridas. Aunque han cambiado las
formas, la gente sigue llenando los anfiteatros,… que ahora se llaman “plazas” –
les explica a sus compañeros – y celebrando con fervor los triunfos de los que
ahora se conocen como “matadores”. Son, como en nuestros tiempos, espectáculos
cargados de ceremonia y rituales –
- Y, como entonces,
herederos, a través de un largo proceso de evolución, de tradiciones milenarias.
No obstante, debido, como el tribuno ha sugerido, al cambio de sensibilidades,
hoy en día hay un importante número de ciudadanos que pretenden la abolición de
la tauromaquia, lo que genera reñidas controversias –
- ¿Qué hacemos
entonces, les contamos, o no, lo del caballo de octubre? –
- Contémoslo. Pero,
tribuno, por favor, sé parco en los detalles –
- Lo intentaré,… -
- El ser parco y
nuestro tribuno no son cosas compatibles – dice, riendo por lo bajo, el oficial
de mayor rango.
- Muy salado – le recrimina
el tribuno, a la par que les echa a todos una mirada de reprimenda, porque
hacen visibles esfuerzos para no reírse – En fin, que hoy, en honor de Marte,
se celebran tradicionalmente carreras de caballos, de forma paralela a las que
se habían celebrado el 15 de marzo. De toda la vida, como diríais vosotros, mis valientes, han
competido en el Campo de Marte caballos sin jinete y con jinete; y carros,
tirados por dos, tres, cuatro o más caballos. Y la tradición impone que, al
igual que en los idus de marzo, en los idus de octubre se sacrifique al dios
uno de los caballos del tiro del carro ganador en la carrera de bigae, en concreto, el que ha corrido
por fuera –
- Explicad a nuestros
lectores qué eran las bigas, y qué significaba que un caballo corriera por
fuera – les pido.
- Una biga es un carro ligero, para carreras,
tirado por un par de caballos. El que corre por fuera es al que
le toca hacer la carrera por el lado exterior de la pista – explica el
narrador.
- Ese animal es la
víctima perfecta para el sacrificio a Marte; y para servir como fuente de
materia sacrificial para otras ceremonias religiosas, de las que ya me has
hecho contar a los lectores en ocasiones anteriores. Su cola se corta y se
lleva sobre la marcha a la Regia, entregándola a las Vestales. Ellas mezclan la
sangre con las cenizas del altar, donde también reduce a cenizas la cola
completa; y guardan cuidadosamente la mezcla sacralizada para utilizarla en
otras ceremonias, como las Palilia –
- Se te olvida
contarles lo de la cabeza – le dice el oficial más pío.
- Creo que podemos
obviarlo, hijo – le dice el tribuno.
- Pero es importante,
tribuno – el más pío insiste.
- Y divertido – añade el
de la cicatriz – Que menudas trifulcas se organizan entre los de la Subura y la Via Sacra, ¿eh? Hay apuestas todos los años por ver qué barrio
consigue llevarse la cabeza del caballo a sus lugares –
- Normal – dice el más
pío – Como que tenerla colgada en su barrio les trae a los que allí viven un
año entero de abundancia y buena suerte –
- En fin, querida, he
intentado evitarlo, pero ya ves que no me han dejado. La tradición dictaba que
también se cortara la cabeza del caballo sacrificado y que dos barrios de la
ciudad tenían el derecho a disputársela, y, supersticiosamente, a los
beneficios de tenerla colgada en una pared. No me preguntes por qué sólo esos
dos barrios entraban en disputa, porque eso también se perdió en la noche de
los tiempos –
- Oye, Flaquilla, ¿tú
nos podrías averiguar quiénes han ganado hoy, si los de Via Sacra o los de Subura?...
Ya sabes, mirando en los libros de Historia, o en la caja bizarra,… que estando
aquí, tan lejos de Roma, no hay manera de hacer apuestas en condiciones -
GLOSARIO
Via
Sacra (Vía Sagrada) y Subura (Suburra) – Barrios antiguos de la ciudad de Roma.
Biga
(plural, bigae) – Carro ligero para
carreras, tirado por dos caballos.
Fiesta
del “caballo de octubre” – Ceremonia sacrificial que
tenía lugar el 15 (idus) de octubre, paralela a la de las Equirria del 15 (idus) de marzo. La víctima era uno de los caballos
ganadores de las carreras celebradas en honor al dios Marte en esas fechas.
Palilia - Festividad romana de carácter agrario y propiciatorio.
Campus
Martius (Campo de Marte) – Área de la antigua ciudad de
Roma, próxima al río Tiber, dedicada tradicionalmente a actividades deportivas
o militares, y consagrada al dios Marte. En principio sólo era una explanada en
una zona inundable de uno de los meandros del río, que se utilizaba de manera
estacional; pero con el paso de los siglos se fue urbanizando, y se erigieron
edificios públicos y monumentos de distinta índole.
Nihil
novi sub sole (Nada nuevo bajo el sol) – Refrán
latino, que, traducido, aún se utiliza hoy en día.
Para ilustrar la
entrada, os traigo una bonita foto de la cabeza de un hermoso caballo, alusiva
a la festividad de los idus de octubre. Fecha que tuvo relevancia en los hechos
que nuestro personaje narrador cuenta en la novela, de próxima aparición.
- No quieras tirarme de
la lengua, Flaquilla, que ya sabes que los lectores han de esperar a que se
publique el libro – me dice el oficial con amable firmeza, aguándome la
posibilidad de que nos adelantara algo sobre la novela.
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