Augusto (National Geographic, 2014) |
- Sí - sonríe el tribuno con satisfacción - Exactamente. Es él. Qué alivio volver a verlo con sus colores... ¿Cuándo van a recolocarlo en su sitio? -
- El original va a seguir en el museo donde se guarda, y, sin pintar,... -
- ¿Entonces, esto...? -
- Es el resultado de un trabajo experimental que se llevó a cabo en Tarragona, vuestra Tarraco, mientras se estudiaba la policromía artística de vuestra época. Y la réplica de la escultura ha formado parte de algunas de las conmemoraciones del segundo milenario de su muerte,... ¡Oh!, siento haberlo mencionado -
- Tranquila, hijita, tengo asumido que, a estas alturas, todos nosotros estamos muertos - me dice con una sonrisa melancólica - Pero si hablas de conmemoraciones es que se celebró su bimilenario -
- Pues sí, así es -
- ¡Inmortal! ¡Entonces,... César es inmortal! - exclama, radiante - Dos mil años después de haber dejado este mundo, se le sigue recordando, y celebrando fastos en su honor -
- Pues sí, y no. Porque recordarle, se le recuerda, y está en todos los libros de Historia,... pero, aparte de eso, muy poca gente, además de los especialistas, celebró realmente ese aniversario -
- ¡Mmppff! - gruñe - Ingratos -
Trato de cambiar de tema, para que se le pase el disgusto ante lo poco que hoy en día los ciudadanos recordamos a los antiguos próceres.
- Entonces, ¿crees que han reproducido bien el colorido? -
- Sí. Aceptablemente bien. Coraza de gala, con alegorías divinas, y dorado y púrpura para el uniforme y el manto -
- El color púrpura era un color lleno de significado, muy relacionado con el poder y el orden social -
- Así es, hijita - me señala la ancha banda púrpura de adorna su toga de diario - El tinte púrpura es el más costoso, así que está reservado para la primera clase. El que yo lo lleve significa que soy miembro del primer orden, el senatorial, y que también pertenecen a él mi familia y mi gens -
- O sea, para nuestros lectores y lectoras, que sólo podían vestirse con ropas de color púrpura los patricios, miembros de la clase senatorial -
- No. Podemos llevar bandas de color púrpura en nuestras ropas o togas, pero no vestir de púrpura. Eso está reservado solamente para las máximas instancias de la República. Nuestro César fue nombrado princeps del Senado, y también se le concedió el título de augustus. Era el único hombre en Roma que podía vestir de color púrpura. De ahí, el color de su uniforme de gala en esa escultura,... ¿De verdad os parecen bellas las esculturas descoloridas? A mí, hijita, la verdad sea dicha, me da dolor de ojos tanta blancura marmórea,... -
Queridos lectoras y lectores, el título concedido por el Senado a César Octaviano sería por el que todas las generaciones posteriores le nombrarían, y por el que le seguimos conociendo: Augusto. El color púrpura siguió asociado a la magistratura máxima del estado romano, que, a partir de Augusto, dejó de recaer efectivamente en los cónsules, como era tradicional, para estar en manos del caesar de turno. Si, en su caso, el título acabó convirtiéndose en sobrenombre; en el caso de los "césares", el nombre se convirtió en cargo, inmortalizando a la familia de los Julios Césares y uniéndola para siempre al poder,... y a la púrpura. Ésta era un tinte tan caro porque no era de origen vegetal o mineral, sino que procedía de una variedad de caracoles marinos, los múrices, de los que se extraía tras un largo proceso de maceración. Y eran necesarios miles de múrices para obtener pequeñas cantidades de tinte útil, por lo que, añadido a lo largo y lento del proceso de producción, su precio era muy elevado. A lo largo de los siglos, la púrpura siguió siendo el color simbólico del poder máximo; y reyes y emperadores interpretarían como un desafío a su autoridad y legitimidad el que alguien osara vestir de ese color.
- ¡¡¡Así, sí!!! - exclama Prisca, mirando la fotografía de Augusto con arrobo - ¡Qué guapo que han sacado al Niño Octaviano! -
- ¿Otra vez por aquí, buena mujer? - le pregunta el tribuno.
- ¡Ay, que no te había visto,... elegante! - le saluda ella, con un guiño.
- ¡Hola, Prisca! ¿Es así como recuerdas tú esa escultura? -
- Talmente, hijita. Es él. Clavadito,... bueno, aunque el escultor le ha sacado las piernas un poquitín favorecidas, ¿eh?,... que él es de canilla fina... Pero de cara, clavadito. Porque nuestro Niño Octaviano siempre ha sido muy guapito, y con muy buen pelo, ¡que menuda mata de pelo tiene el jodío! Con él, no se aburre nunca el peluquero,... que, en eso, fíjate tú, en eso no salió al Divino Julio, que cuando empezó a clarear, al pobre se le despedían los barberos de puro aburrimiento,... -
- ¡Tosca es mi Minerva! -
- ¿Qué dices, árbitro de la elegancia? - Prisca finge no haber oído el comentario despectivo del tribuno - ¿Y tú qué pintas por estos lares futuros, senatorial de fina estampa? ¿Buscando alguna fémina a la que regalarle el oído con requiebros? -
- No haré yo semejante cosa, que soy hombre decentemente casado -
- Sí, claro. Eso dicen todos -
- Y me abstendré de hacer comentario alguno sobre lo que opinen venerables e impertinentes ancianitas -
- ¡Pero qué pico de oro tienes, general!,... ¿Y no te interesaría saber que hay por ahí una matrona, muy decente ella, aunque algo ligerilla de cascos, que bebería los vientos por tu fina estampa? -
- Me cuesta creer que puedan ir en la misma frase cosas como "decente" y "ligera de cascos", y máxime en referencia a una matrona romana -
- ¡Cosas veredes, tribuno!,... ¿Qué me dices? ¿te gustaría que me las arreglara para presentaros? -
- ¡Pero qué cosas tienes, abuela! -
- ¡Anda!, que si te vas a poner quisquilloso ahora,... -
- Me marcho. Ya volveré en otra ocasión,... cuando esté seguro de no coincidir con esta aspirante a alcahueta - el tribuno se levanta, se recoloca la toga con mucha dignidad y se marcha hacia el Pasado.
- ¡Oh!, vaya, Prisca, lo siento. No creo que haya querido ofenderte -
- ¿Ofenderme? ¿a mí? Pues claro que no. A fin de cuentas, las mejores alcahuetas de Roma vienen como yo, del Trastévere - se ríe por lo bajo - Déjalo que se vaya,... Ya caerá. Te lo digo yo, que ése cae, con todas sus ínfulas, sus púrpuras y toda su retahíla de nombres y antepasados de relumbrón,... que más pueden dos tetas que dos carretas,... ¡y ahora me voy, que se de una que se va poner a dar saltos de alegría por la cocina en cuanto se lo cuente! -
Augusto de Prima Porta |
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