Mosaico con alegoría de la muerte |
En estos días celebramos las festividades dedicadas a todos los santos y a todos los difuntos, con cariñoso y sentido recuerdo para todos los que nos dejaron y ya no están entre nosotros.
Como en años anteriores por estas fechas - [se puede ver en el archivo del blog, buscando las entradas de los meses de noviembre]- , os recuerdo que, en los tiempos de nuestros personajes, este mes era uno de los aburridos del calendario de festejos religiosos, puesto que sólo se celebraban, y muy rutinariamente, los idus, el día 15, en honor a Júpiter.
Las festividades cristianas tradicionales no ocupan en este caso el lugar de fiestas religiosas politeístas anteriores, puesto que las dedicadas a los difuntos las celebraban nuestros antepasados romanos en los meses de febrero (parentalia) y mayo (lemuria) - [se pueden leer las entradas correspondientes en esos meses, buscando en el archivo del blog].
Caronte, el barquero conductor de almas |
- Ya que ellos no las celebran cuando se debe, en febrero y mayo - le interrumpe el aquilifer, Prisco Unojo, que también viste uniforme de gala y lleva echada por encima una hermosa y bien cuidada piel de lobo.
- ¡Ehem! - refunfuña el tribuno Galo, al que le disgusta que le interrumpan.
- Queremos, queremos - dicen, muy serios, a modo de coro de tragedia griega, los centuriones, todos en uniforme de gala, pero con túnicas blancas en señal de duelo.
- ¿Puedo continuar, queridos? - les pregunta con retintín el tribuno.
- Puedes, puedes - contestan ellos a una.
- Queremos, pues, unirnos a nuestros descendientes en estas señaladas fechas,... para ellos. Y expresar nuestros votos porque a todos los que en el mundo han sido, vivido y muerto, entre nosotros y vosotros, les sea la tierra leve.
- Nosotros decimos que descansen en paz.
- También es buena fórmula - aprueba el aquilifer, sopesando la cuestión.
- Y que Caronte no les haya cobrado de más - añade, abriéndose paso entre los uniformes, nuestra buena amiga Prisca.
- ¿Se puede saber qué rayos de Júpiter tonante hace aquí esta anciana? - pregunta, enojado, el primipilo Cornificio - ¿No dejé muy claro que no quería civiles en la ceremonia?
- A esta gorgona del Trastévere ya no sabemos si considerarla civil o catástrofe natural - dice, con un suspiro de resignación el centurión Silvano.
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