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Guirnalda de flores (fragmento de mosaico, Pompeya) |
- Así que ayer no vinisteis
porque estabais poniéndoles coronas de flores en el cuello a los caballos – les
digo en cuanto llegan al tribuno, al narrador y a sus amigos, el oficial más
guapo de las Hispanias y “el otro”.
- Y a las mulas, los asnos y los
bueyes, también – me dice el narrador con total seriedad – Que ayer también
tuvieron el día de fiesta -
Ante mi cara de escéptica, el
tribuno se siente obligado a añadir, a modo de explicación:
- Ayer era Consualia, querida,… el día de Consus
-
- ¿Y?-
- ¡Pues que es fiesta! – me dice
el oficial guapo, con una sonrisa arrebatadora – Y hay carreras,… y a los
caballos se les echan al cuello guirnaldas y coronas de flores –
- Bueno, – concedo –, hoy en día,
también hay corona de flores para el caballo ganador en muchas pruebas hípicas
–
- ¿Lo qué prueban? – pregunta “el
otro” oficial.
- Carreras de caballos, amigo
Tito – le aclara el más guapo.
- Es que todavía no me hago con
el latín raro que se habla ahora – se disculpa Tito.
- Pues yo tenía entendido que Consus era un dios que tenía que ver con
las cosechas y su almacenamiento. ¿No era algo así como el dios despensero, o
el dios de las semillas guardadas? – les digo, sirviéndoles una limonada.
Al principio, cuando empecé a
obsequiarles con este refresco, hacían muecas, porque les parecía demasiado
dulce, pero desde que le pongo miel en lugar de azúcar, se la toman encantados.
Y la razón es que, en su época, y hasta muchos siglos después, el “edulcorante
universal” en toda Europa era la miel, de sabor mucho menos “dulce” que el
azúcar. La acidez del limón les parece refrescante, tal como en sus tiempos se
lo parecía la del vinagre, componente principal de un popular refresco de
entonces.
- Pues sí, querida. Pero Consus, como otros viejos dioses, vio cambiar
su culto a lo largo del tiempo. En su caso, en concreto, el primer y
fundamental cambio, se debió, según la leyenda, al rapto de las sabinas -
- Cuéntanos eso, tribuno, que
seguro que gustará mucho a nuestros lectores -
- Que te lo cuenten mis
oficiales, que para eso me acompañan hoy -
- Tenía entendido que veníamos a
escoltarte – gruñe, ceñudo, Tito, “el otro”.
- Eso también, hijo. Eso también.
Y ahora, proceded, mientras yo me leo este tratadito tan interesante sobre la
llamada “Revolución Francesa” -
- Suena a francos,… ¿Tuvieron esos
germanos algo que ver en esa “llamada revolución”? – le pregunta el narrador.
- Vosotros a lo vuestro, que hoy,
por orden expresa de mi autoridad, es contarles a los lectores sobre Consus y Consualia -
Los tres oficiales asienten con
la cabeza y se beben de un trago la limonada de sus vasos, que me tienden a la
par para que se los rellene, como si lo hubieran estado ensayando.
- Pues, eso, queridita, – me dice
el más guapo de los oficiales romanos de las Hispanias -, que el día 21 de este mes es Consualia, día de Consus,
y ¡día de carreras! Ya sabes, circo, apuestas, cuadrigas, jinetes, espectáculos
ecuestres,… -
- Creo que nuestra amiga se hace
una idea, Cayo – le dice el narrador.
- Y los lectores también. Lo que
querrán es que les contemos qué tiene que ver Consus con el rapto de las sabinas –
- Pues se supone que, en tiempos
muy, muy antiguos, los sabinos estaban entretenidos asistiendo a las carreras
de caballos de los festejos de las Consualia,
que tenían lugar para celebrar que ya habían terminado los trabajos de recogida
y trilla del grano. Y los romanos aprovechamos la distracción para raptar a las
mujeres. Algunos eruditos opinan que Consus
es el dios consejero, porque fue el que, en su día de fiesta, aprovechó
para convencer a Rómulo de que era el momento más adecuado para hacerse con las
sabinas, que éste necesitaba para casar a sus hombres y fundar una ciudad como
mandaban los cánones –
- Nos pillasteis desprevenidos,
cabrones – gruñe Tito, oficial romano de origen sabino.
- Pues haber estado alerta, y no
más pendientes de las apuestas que de vuestras hijas y hermanas – se burla
Cayo, el oficial más guapo, dándole un codazo.
Tito refunfuña y pone cara de
querer partirle la suya.
- ¿Todavía, después de tantos
siglos de haber hecho las paces, seguís discutiendo por eso?
- No – sonríe el narrador – No
les hagas mucho caso a estos dos: cualquier cosa les vale para discutir un
rato,… Eso dice la leyenda, y por eso mismo, Consus, que era un dios de todos los latinos, tuvo en adelante
mucha mejor acogida en Roma. Se instaló su templo principal en el mismísimo
Circo Máximo, y, el 21 de Sextilis,
se le dedicaban las carreras, que no comenzaban hasta que el flamen Quirinalis y las Vestales
realizaban las ofrendas de rigor allí, en uno de los extremos del circo, donde Consus tiene su hogar, bajo tierra, como
correspondía a un antiguo dios de las semillas -
- Has mencionado al sacerdote de
Quirino, ¿Consus no tenía sacerdote
propio?
- No. El flamen de Quirino, dios de la agricultura y la fecundidad de la
tierra, se ocupaba de las Consualia,
ya que la relación de ambos dioses era lógica,… y también porque sus
atribuciones oficiales incluían muchas actividades públicas, como, en este
caso, ofrecer las primicias de la cosecha de grano a Consus. La agricultura era fundamental y para la buena marcha de la
vida agrícola era necesario atender a muchas divinidades, así que el Quirinalis era un flamen muy ocupado – explica el narrador.
- ¿Vosotros tenéis aquí un templo
dedicado a Consus?,… lo digo por lo
de las coronas para los caballos de ayer –
- Y para las mulas – me dice –
No. Templo propiamente dicho, no,… -
- El viejo Consus, que no es tonto, prefiere vivir en su casita subterránea
del Circo Máximo, linda – le interrumpe y me dice el oficial más guapo de las Hispanias, con un guiño seductor.
- No le escuches, que hoy está
inspirado – me dice el narrador, dirigiendo una sonrisa torcida a su amigo – La
cuestión es que, visto lo sucedido el año pasado, levantamos un altar en su
honor,… -
- Fue idea de éste – el guapo
Cayo señala con el índice al amigo de ambos.
- Pareces un niñato acusica –
gruñe Tito.
- ¿Niñato yo? Pero mira quién fue
a hablar, que,… –
- Baja ese dedo, o te lo arranco
de un mordisco – le amenaza Tito, y ambos se enzarzan en una discusión del tipo
“y tú más”, que omito traduciros del latín cuartelero.
- ¿Va a ser necesario que imponga
orden? – pregunta el tribuno, levantando un momento los ojos de su lectura en
el sofá.
- No, tribuno. Se les pasa
enseguida y tan amigos – le dice el narrador, haciendo una seña imperativa a
sus amigos para que se callen –
- ¿Cómo les aguantas? – le
pregunto por lo bajo.
- A duras penas – me responde en
el mismo tono, con una sonrisa resignada.
- ¿Qué fue lo del año pasado? – pregunto, volviendo al tono normal.
- Demasiado bien lo sabes,
Flaquilla, ya que me ayudaste a transcribirlo al latín de hoy en día que
habláis por aquí. Y me temo que voy a tener que decirles a los lectores lo
mismo que les dices tú otras veces: hasta que no salga la novela, tendrán que
esperar para saberlo -
GLOSARIO
Consus
– Dios
romano/latino arcaico, vinculado a la agricultura como patrón de la germinación
y las semillas de los cereales.
Quirinus – Dios
romano arcaico, patrón de la agricultura y la fertilización de la tierra.
Consualia
– Días
festivos consagrados a Consus. Uno de
ellos, el 21 de Agosto, tras terminar los trabajos de siega y trillado del
trigo.
Flamen
Quirinalis – Sacerdote encargado de los cultos relacionados
con Quirino y otras divinidades de la vida agrícola.
Vestales – Sacerdotisas del
culto a la diosa Vesta.
Rapto de las sabinas – Evento
del conjunto de leyendas fundacionales romanas. Rómulo, el héroe fundador,
necesitaba mujeres para que sus hombres pudieran formar familias, y así, tener
una sociedad ordenada conforme a las normas de la civilización para la
ciudad-estado que proyectaba. El dios Consus le habría aconsejado que raptaran
a las hijas y hermanas solteras de los sabinos, otro pueblo latino que vivía
cerca del lugar elegido para fundar Roma. Así lo hicieron, y, aunque se casaron
debidamente con ellas y las trataron con dignidad de esposas, no de esclavas o
prisioneras, el hecho del rapto hizo que los sabinos se levantaran en pie de
guerra contra los romanos. Las mujeres sabinas se interpusieron entre ambos
ejércitos y mediaron entre sus familiares y sus maridos, consiguiendo que
pactaran ya que, aunque de forma algo irregular, habían acabado siendo familia.
Carreras de caballos – Deporte
favorito de nuestros antepasados romanos. Se celebraban en el circo,
edificación que hacía las veces de los actuales hipódromos. Los
deportes ecuestres incluían las carreras de caballos, de mulas y de asnos; así
como las carreras de carros ligeros, denominados según el número de caballos
del tiro. Los más habituales eran las bigas
(tiro de dos caballos) y las cuadrigas
(tiro de cuatro caballos en paralelo), pero también se celebraban
competiciones de carromatos con tiros más numerosos y complejos. Había asimismo
concursos de habilidad ecuestre (equilibrios, acrobacias) y de doma, similares
a los que podemos ver hoy en día en los espectáculos circenses.