Madreselva (foto: T.Piquet, 2016) |
Las fiestas de las Lucaria eran unas celebraciones antiquísimas, cuyo origen se encuentra en la época arcaica, vinculadas posiblemente con la etapa formativa de Roma como ciudad. Tenían lugar en dos fechas concretas del mes de Julio, los días 19 y 21, estaban consagradas a Júpiter, y en ellas se celebraba la sacralización de los bosques que existieron originalmente en y entre las septem colles (las archifamosas siete colinas de Roma), algunos de los cuales todavía perduraban en los tiempos en que transcurren nuestras novelas (finales del siglo I antes de Cristo).
- ¿No es así, tribuno?,... ¿tribuno? -
El tribuno ha venido esta tarde, tal como convinimos, acompañado de una nutrida escolta, a los que, para que le dejaran leer en paz, ha enviado a la azotea y los ha puesto a limpiarla.
- Que está perdida de cagajones de pájaro - había dicho el suboficial al que puso el tribuno a buscar tarea, para que los legionarios no estuvieran desocupados. Y, dicho y hecho, todos a la azotea.
Una vez que la tropa subió, a regañadientes por el calor, pero convenientemente azuzados por el eficiente suboficial, el tribuno se dedicó a revisar con sumo placer los volúmenes de la Enciclopedia Espasa-Calpe que tengo en mi biblioteca. Y sigue tan enfrascado en ello que no me oye.
- Que si te oigo, hijita. Lo que sucede es que me parece de mal tono dar voces. Ya estoy aquí. ¿De qué cosa tengo que hablar hoy a los lectores? -
- Estábamos hablando de las Lucaria, porque hoy es 19 de Julio -
- ¡Ah! Sí. Cierto -
- ¿Y ya está? -
- Es que en nuestros tiempos ya eran una costumbre anticuadísima, que sólo se mantenía por pura tradición. Eran fiestas religiosas, con todo lo que eso significa en el calendario, pero no había celebraciones fuera de las estrictamente relacionadas con el culto. Y ésas sólo las llevaban a cabo los sacerdotes a los que correspondía la labor -
- Pero en origen,... -
- Sí, querida, en origen, allá por los tiempos semilegendarios, cuando la Urbs no existía todavía como tal, sino sólo algunos pequeños vici, dispersos aquí y allá entre el Tíber y las colinas, cuyos vecinos no se acababan de llevar bien del todo. En realidad, pasaban más tiempo a la gresca que en armonía... Una costumbre que no hemos perdido, por desgracia para nosotros... Así que había diversas fiestas que sacralizaban lugares, donde, por supuesto, el respeto a las divinidades prohibía el romperse la cara, para establecer algunos puntos de encuentro pacífico, y, a la par, fechas de hermanamiento y confraternidad. Las Lucaria eran de ese tipo de festividades, y, en principio, se celebraban en los bosques y las cimas arboladas de las colinas, todos sagrados y consagrados a Júpiter, como dios supremo y árbitro de las contiendas. Siglos más tarde, cuando la ciudad era ya demasiado grande y demasiado poco rústica, este tipo de fiestas encajaba más en otro sitio, así que, aprovechando la conmemoración de un hecho histórico, la celebración se trasladó al bosque situado entre la Vía Salaria y el curso del Tíber por ese lado de la Urbs, un sitio todavía algo apartado y que conservaba aún la tranquilidad silvestre original -
- ¿Qué hecho histórico fue el que sirvió para el cambio de sede de las Lucaria? -
- ¡Ehem! Preferiría no hablar de ese tema -
- ¿Por qué? -
- Es un tema delicado -
- Estamos en el futuro, tribuno. Y nadie de tus tiempos nos escucha. Tu escolta sigue muy entretenida en la azotea -
- Es que unos siglos antes de nuestra época - comienza a contar, visiblemente contrariado - tuvimos un, digamos, problemilla, con los celtas. Ayer fue el aniversario, de infausto recuerdo. Muchos habitantes de Roma huyeron de la ciudad y encontraron un refugio seguro en la espesura del bosque, entonces enorme, que se extendía a orillas del Tíber por aquella parte -
Lo que nuestro amigo el tribuno, como buen romano de pura cepa, es tan reticente a relatar es la gran derrota que sufrieron, en el siglo IV antes de Cristo, ante los celtas en la batalla de Alia, un lugar relativamente cercano, desde el que sus enemigos se lanzaron al asedio de Roma. Tomaron la ciudad, de donde, tras llegar la noticia de la derrota, muchos habitantes habían salido despavoridos, mientras que otros resistían en las alturas del monte Capitolio. Éstos consiguieron llegar a un acuerdo con los celtas, que abandonaron la ciudad a cambio de un suculento rescate en oro. La ciudad, muy dañada por los combates y sus efectos colaterales, tardó varios años en recobrar la normalidad. Se reconstruyeron los edificios dañados o quemados y se inició la tarea de dotar a la urbe de unas defensas mejores, con lo que nació la primera gran muralla defensiva de Roma (los denominados "muros Servianos"), que circunvalaba las septem colles. A pesar de que fue superada, esa derrota, y la humillante resolución posterior del conflicto, todavía se recordaban con disgusto casi cuatrocientos años después, en la época de nuestras novelas.
- ¿Y qué pasó con los celtas, después de que se marcharan de Roma? -
- En aquellos tiempos eran gente muy móvil, que no paraba mucho tiempo en ningún sitio. Por eso aceptaron el acuerdo y el oro y se marcharon hacia el Norte. Algunas de las tribus, no obstante, no volvieron a cruzar los Alpes y se asentaron en la Padana... Territorio que nosotros conquistaríamos, más o menos, un siglo después - añade con una sonrisilla revanchista - Nos desquitamos conquistando Mediolanum, su principal ciudad. Entonces firmamos pactos, nos hicimos amigos, fundamos colonias, construimos una magnífica vía para comunicar en condiciones la Padana con el Lacio, emparentamos, y, hoy en día, todos romanos -
GLOSARIO
Lucaria - fiesta de los bosques (lucus, en plural luci) sagrados.
Septem - siete.
Colles - colinas (plural de collis).
Urbs - ciudad. Era la forma en que sus habitantes solían referirse, coloquialmente, a Roma. La ciudad, con mayúsculas, como si fuera la única o la mejor del mundo. (Todo el mundo ama desaforadamente a su "patria chica").
Vici - plural de vicus. En este caso, significa aldea. También puede usarse para denominar un pueblo, una alquería, una propiedad rural habitada, un barrio o incluso una calle de una ciudad. En general, lugar habitado.
Padana - región del valle del río Po, en el Norte de la Península Itálica.
Medionalum - Milán (Italia).
Para ilustrar esta entrada me hubiera encantado poder mostraros una fotografía de un bosque mediterráneo original, con su densa espesura y sus verdes frondas de árboles y arbustos, pero ya no quedan. Os traigo una foto de mis madreselvas en pleno esplendor estival, que sugieren las buenas sombras que los bosques nos brindaron antaño.
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