Dama con sombrilla |
Queridos lectoras y lectores: por fin es Verano. Cierto que por estas tierras hispánicas hace mucho calor, las noches pueden ser bochornosas y los mosquitos, una tortura volante,... lo mismo que en los tiempos en los que transcurren nuestras novelas.
- ¡¡¡Damos fe!!! - dicen todos mis personajes a coro.
Pero también es cierto que los días son largos y llenos de luz; los cielos tienen un azul que alegra el alma; y si buscamos una sombra fresca podemos dedicarnos a hacer cosas tan placenteras como leer o escribir.
Mis personajes y yo vamos a dedicarnos, relajadamente, a disfrutar de nuestras historias en el Pasado. No obstante, seguiremos compartiendo estos pequeños ratos con vosotros, y amenizando a más de uno las vacaciones con algunos toques de buen humor a la romana.
Para ilustrar esta entrada, os traigo el muy veraniego retrato, en forma de sombra chinesca, de una dama con un parasol. Sí, amigo Ángel, en aquella época existían las sombrillas.
¿Y quién es esta dama, de la que sólo vemos la silueta? Pues, de momento, sólo puedo deciros que es uno de los personajes femeninos del elenco, que no aparece aún en la primera novela, pero que posteriormente tendrá mucha relevancia.
- Sí, sobre todo para éste y sus pesquisas en un asunto muy espinoso - el oficial más guapo de todas las Hispanias le da un codazo al narrador - ¿Verdad, amigo mío? -
- Cierto - contesta el personaje narrador, con cierta renuencia, pues prefiere escribir sobre sus casos que hablar de ellos.
Su guapo amigo hace un guiño pícaro y los dos se echan a reír por lo bajo.
- Pues ya nos contarás qué os hace tanta gracia a los dos - les digo.
- Ya, ya te contaremos - me prometen, marchándose de muy buen humor.
- Mira que es decorativo ese mozo - dice Prisca, saliendo de la cocina cuando los oficiales se marchan - El otro, el alto, también es presentable, pero con su amigo se lucieron los dioses, ¡válgame Venus!,... Y ya te digo yo, niña, que con ésa de la sombrilla tiene que haber algo por ahí,... -
- ¿A qué te refieres, Prisca? -
- A algo... picante,... ya me entiendes, bonita -
- Ellos han dicho que tenía relación con un asunto que estaban investigando -
- Y tú vas y te lo crees,... ¿No has visto cómo se reían, los muy picarones? ¿no te has percatado del guiño del guapo? ¡¡¡Ayyyy, que parece que te has caído de un guindo!!!,... Pero no te preocupes, que yo lo averiguo y te lo cuento,... Y a vosotros también, lectores,... ¡Cómo me gusta eso de hablarles a los lectores por la caja parlante!... Porque hay alguien ahí, ¿no?... No vaya a ser que esté yo hablando sola, como los locos,... -
Para los que sientan curiosidad: la silueta la he dibujado a partir de un detalle de un fresco de época romana, que se conserva en el Museo de Nápoles (Italia).
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