"El lector" (color original) |
ANTIGUA GEOGRAFÍA
Prisca lleva un rato mirando perpleja el globo terráqueo que le he puesto delante. Le ha llamado tanto la atención que hasta ha dejado que se le enfríe el chocolate.
- ¿Qué te parece? -
- Muy raro, hija, muy raro... ¿De verdad ha crecido tanto el mundo desde mis tiempos?... Porque si Roma, con lo grande que era cuando yo la dejé, sólo se ve como un puntillo de nada, como la marca de una aguja, esto se ha inflado como una vejiga llena de aire -
- No, Prisca, el mundo ha sido siempre así -
- ¿Así, como una pelota? -
- Sí. De hecho, Heratóstenes ya lo había demostrado en el siglo IV antes de Cristo, con un elegante experimento que llevó a cabo en Egipto -
- ¿Cuándo dices que fue, niña? -
- Mucho tiempo antes de que tú nacieras, Prisca. Unos trescientos años largos antes -
- Ése, Heratóstenes, era griego, ¿verdad? -
- Sí. Y vivía en Egipto -
- ¿Y a qué se dedicaba?-
- Pues a la investigación,... a la Filosofía, como se decía en tus tiempos -
- ¡Acabáramos! Eso de que el mundo era una pelota sólo se lo creía él,... Y otros cuatro excéntricos -
Prisca no anda muy desencaminada, queridos lectoras y lectores, ya que, los conocimientos científicos tardaban mucho en trascender de los círculos intelectuales y llegar a formar parte de la cultura popular. La mayoría de la plebe siguió creyendo durante mucho tiempo que el mundo era plano.
- Estooo,... y si sigue creciendo, ¿no llegará a reventar...? -
- No. Y no me lo vayas a comparar con los sapos que los niños inflaban de aire para hacer trastadas. Tengamos la merienda en paz... El mundo ha sido así, tal como lo ves, desde hace una cantidad de tiempo que ni tú ni yo podemos imaginar con facilidad -
- ¡Ah! ¿no? -
- Cuando nuestros antepasados más lejanos, muchísimo tiempo antes incluso de la época de las leyendas y los mitos, el mundo ya era un lugar muy viejo,... Y no, no insistas, que te lo veo en la cara de incrédula: no ha crecido desde entonces... Aunque sí han cambiado muchas cosas... Vamos a verlo, situando sobre el mapa a nuestros lectores. ¿Quiéres saber dónde están? -
- Sí. A ver -
- Vamos a poner estos puntos adhesivos de colores sobre el globo terráqueo; después los uniremos con una línea y verás cómo damos la vuelta al mundo -
- ¡Qué cosas, Juno bendita! Aquí, una, creyendo toda la vida que el mundo tenía cuatro esquinas, y va y resulta que era redondo -
- Primer punto. Estamos aquí, en España. En tus tiempos, las Hispanias -
- Y estotro, ¿qué es? -
- Portugal. Que también era parte de las Hispanias -
- Sí, claro. Ulterior y Citerior. Sólo le habéis cambiado los nombres -
- No es tan simple, Prisca. Esas dos provincias iniciales se reorganizaron y dividieron en tus tiempos en otras,... -
- Sí. Lo se, bonita. Soy vieja, pero no simplona. Y te recuerdo que, aunque ya madurita, yo viví aquí muchos buenos años, mucho antes que todos vosotros, modernos recién llegados -
- Pues bien, lo que hoy es Portugal, fue, en tiempos, parte de la provincia Lusitania -
- O sea, que yo, que viví en la Lusitania, ahora, ¿qué sería? -
- Depende del lugar donde estuviera tu domicilio. Al Oeste de la actual frontera, portuguesa; al Este, española -
- ¡Ah!,... Pero romana, por supuesto -
- Prisca: tú puedes ser lo que tú quieras... ¿Seguimos? -
- Sí, sí,... que tengo curiosidad por ver dónde andan los lectores -
- Pues vamos a señalar primero a los que residen en Europa, porque seguramente los lugares te serán familiares, ya que muchos fueron también provincias romanas; o formaban parte de los conocimientos geográficos de entonces -
- ¡Ah! ¡qué bien! ¡más provinciales! -
- Veamos: otros dos puntos de color, en Francia y Bélgica. Que, en tus tiempos, eran las Gallias. Otro en Gran Bretaña, antes Britannia. Otro, en Suiza, lo que en tus tiempos eran los territorios donde habitaban los helvecios, comprendiendo lo que algo después se conocería como Alpes Graiae et Poeninae, y el Sur de la Germania Superior. Otro punto en Alemania, que era la mayor parte de la entonces Germania Superior, más los territorios que quedaban al Norte de ésta y al Este del curso del Rhin. En tus tiempos, Rhenus. Otro punto en Rumanía, que fuera la Dacia -
- Espera, yo no me acuerdo de ninguna provincia que se llamara Dacia -
- Es que esa provincia se organizó mucho tiempo después de tu época, Prisca, concretamente en el siglo II después de Cristo. Más de un siglo después de que tu vivieras. Era el territorio habitado por los dacios, al Noreste del Illyricum y al Norte de Moesia, al otro lado del curso del Danubio, vuestro Danuvius-
- ¡Ya decía yo!... ¿Y eso de Rumanía? A mí me suena como que es tierra de romanos -
- Por ahí va la cosa. Hoy en día, la mayoría de la gente que reside allí sigue considerándose como romanos modernos, descendientes de los colonos que en su día poblaron la antigua provincia. Su lengua oficial, el rumano, igual que el español, es una de las lenguas latinas actuales -
- Sí, ya, otro latín raro, como el que tengo que chapurrear contigo para que me entiendas, ¿no, bonita? -
- Pongamos otro par de puntos; éstos, ya muy al Este de las que alguna vez fueron fronteras romanas: Polonia y Ucrania. En tus tiempos, y hasta muchos siglos después, lo que hoy es Polonia, se encontraba en unos territorios de los que había pocas noticias, en los límites, entonces difusos, de la Germania de allende las fronteras romanas, y de la Sarmatia. Ésta se corresponde, más o menos, con Ucrania, que actualmente se extiende por lo que fuera la mayor parte de la Sarmatia, llegando por el Sur hasta el Mar Negro, antes Pontus Euxinus, donde estuvo el que, en tus tiempos, era el reino del Bósforo -
- ¿Cómo? -
- El Regnum Bospori, estado tributario de Roma, que, ... -
- No me lo digas, que eso me lo se de maravilla: el divino Julio César le dio un repaso de los buenos al rey Farnaces, porque se le había ocurrido querer adueñarse del Pontus, de la Galatia, y de lo que le hubieran dejado por el Asia Menor, el muy ansioso. Pero allá que te fue nuestro César,... Bueno, el padre de nuestro César, aunque antes de adoptarlo, que todo hay que decirlo, porque nuestro César era sobrino nieto de nuestro otro César, el divino... Lo que te digo, que el divino,... pero antes de que subiera a los altares, claro, porque estaba vivito y coleando,... Y, eso, hija, que en menos de lo que se cuece un espárrago, llegó, les echó un vistazo a los bosporinos y les ganó la guerra, de semejante manera que hay quien dice que el Farnaces aquél se murió de pura vergüenza,... Muy trágico, lo del rey ése fue muy trágico,... Pero lo de nuestro César fue,... ¡Oh!, ¡lo que fue aquello!,... Pero él, tan modesto como siempre, lo ventiló en tres palabritas de nada: veni, vidi, vinci,... y a otra cosa, que, por entonces, estaba la casa en llamas -
Queridos lectoras y lectores: el reino del Bósforo ocupaba lo que hoy es la Península de Crimea y costas adyacentes del Norte del Mar Negro. El Ponto y la Galacia eran estados del Asia Menor, al Sur del Mar Negro, también vinculados a Roma. A Roma pidieron auxilio militar al verse invadidos por las tropas del rey Farnaces, al que Julio César, tras lo que podríamos llamar una campaña relámpago, venció en un lugar llamado Zela. Estos territorios forman hoy parte de Turquía. A lo que Prisca se refiere cuando habla de "la casa en llamas" es a que, en aquellos años, Roma estaba inmersa en una cruenta guerra civil, entre partidarios de César y partidarios de Pompeyo.
- Y el Pontus, en mis tiempos, quedaba lejísimos, pero lejísimos, hacia Oriente,... Y ¿por allí están también los lectores? -
- Sí. E incluso más lejos todavía, dejando atrás las tierras de los escitas, al Este del Mar Caspio, vuestro Caspius, en un lugar que hoy se llama Kazajstán -
- Nos hemos salido del mundo que yo conocía, hija. Ni me imagino dónde quedaba eso -
Se lo señalo en el globo terráqueo.
- Sí, sí. Pero mareo me da de sólo pensar por dónde quedan esas criaturas -
- Pues volvamos a tierras más próximas al Mediterráneo, y pongamos los puntos de Israel, la antigua Judaea; y de los Emiratos Árabes Unidos, en la costa del Sinus Persicus, que era el nombre antiguo del Golfo Pérsico -
- ¿La gente que vive ahora en esa costa son, entonces, persas?-
- No. Los que viven en la costa occidental, que es el caso, son árabes. En tus tiempos, a esas tierras, se las llamaba, en general, Arabia. Aunque años más tarde, cuando se organizó la provincia de Arabia, ésta quedó limitada a los territorios que había al interior de Judaea y Syria, correspondiendo aproximadamente a lo que hoy en día es Jordania. Lo que actualmente son los Emiratos Árabes quedó siempre fuera de las fronteras romanas, aunque hubo ciudades que mantuvieron intensas relaciones comerciales con sus provincias orientales, a las que abastecían de perlas, coral e incienso, así como de mercaderías de lujo que llegaban a sus puertos desde las tierras del Extremo Oriente: especias, marfil, seda y tintes -.
- ¿Entonces había un Oriente más extremo todavía? -
- Sí, y en tus tiempos se tenían noticias de esos lugares, de los que se sabía por los comerciantes que traían productos desde allí, tanto por tierra, como por mar -
- ¡Ah! Bien. Pero en mis tiempos, para la plebe, todo los bueno que venía del Oriente, se decía que venía de Asia, o de Arabia. Y de más lejos de por allí, a los que todos conocíamos eran los partos - añade, bajando la voz y haciendo gestos obscenos con las manos, como para conjurar la amenaza de los partos.
Los partos, vecinos y enemigos, fueron durante siglos una fuente de conflictos en las fronteras romanas del Medio Oriente, algunos de cuyos territorios oscilaron a un lado y a otro de las mismas, quedando bajo el control romano o pártico, según las circunstancias, las batallas vencidas o perdidas, y los pactos, cumplidos o incumplidos.
- ¿Y hay algún lector por esas lejanísimas tierras orientales de las especias y las sedas? -
- Así es. Tenemos lectores en Filipinas. Mira aquí. Todas estas islas son las Filipinas -
- Pero eso está,... ¡oh! ¡qué vértigo!... Debía tardarse muchísimo en llegar -
- Sí, tanto, que hubieron de pasar muchos siglos antes de que hubiera una comunicación efectiva entre Filipinas y Europa -
- ¿Por aquí? - Prisca mueve un dedo por encima del globo terráqueo, desde el Mediterráneo hacia el Este, pasando, como si no existieran los accidentes geográficos, a través de Oriente Medio, los Himalayas y el Mar de China.
- No, justo por el otro lado. Cruzando el Océano Atlántico, a través del Nuevo Mundo y el Océano Pacífico - yo hago lo propio con mi dedo, haciendo girar el globo terráqueo hacia el Oeste.
- ¡Por Juno sacrosanta! ¡Desafiando a Neptuno! ¡Cruzando tantísima agua! ¡¿Pero en qué estabais pensando, criaturas?! ¡Con la de monstruos que tiene que haber debajo de tanta ola! -
- Pues había menos de lo que siempre pensó casi todo el mundo. Y, además, los atrevidos que iban en busca de una ruta más directa y, que ellos creían, más corta, hacia las islas de las especias, se encontraron con algo que nadie, pero nadie, creyó jamás que pudiera estar ahí: el Nuevo Mundo -
- ¡Aaah!,.. Pero cuando nos contaste lo que era el chocolate, nos dijiste que allí ya vivía gente, así que, lo de nuevo, según para quién, ¿no? -
- Por supuesto. Para la gente que vivía allí, ya no era nada nuevo, puesto que habían llegado muchísimos siglos antes -
- ¿De dónde? ¿por dónde?¿también cruzando los mares? -
- Pues de todo hubo: muchos llegaron por tierra, por aquí arriba, en unos tiempos muy, muy lejanos, cuando estos dos extremos no estaban separados - le explico, señalando el paso desde Siberia a Alaska - Y otros, mucho más tarde, llegaron por mar, navegando entre grupos de islas, que fueron poblando, a lo ancho de todo el Océano Pacífico. Más o menos en sentido inverso al que nuestros navegantes, otros atrevidos, siguieron para cruzar hacia las tierras de las especias - le señalo la trayectoria aproximada de los viajes de expansión de los polinesios; y la que sería la ruta comercial del "galeón de Manila", ya en la Época Moderna.
- No creo que a Neptuno le hiciera ni la más mínima gracia que hubiera tanto barco dando viajes de un lado para otro por sus dominios,... ¡Pocos tuvo que echar a pique cuando se le retorcía el bigote!,... Y, dime, ¿por dónde están los lectores del Nuevo Mundo? -
- Coloquemos los puntos. Uno, bien grande, aquí, en lo que hoy se llama Estados Unidos de América -
- ¿Es que los demás no lo están? -
- Es algo complicado de explicar, Prisca. Y son cosas que nada tienen que ver con la Antigüedad, y menos con la época concreta en la que tú viviste -
- Ya te digo. Nosotros sí que no teníamos ni la más mínima idea de que hubiera algo por ahí, al otro lado del Océano, que nadie sabía dónde acababa, porque Neptuno no dejaba a nadie ir muy lejos -
- Bueno, pues el punto de los Estados Unidos es muy grande, porque, después de en España, es dónde más lectores tenemos. Otro punto de buen tamaño, aquí, en México, donde también viven lectoras y lectores a los que tengo un cariño especial -
- Y donde se inventó el chocolate,... ¡Qué se me ha enfriado hace rato! -
- Para terminar, varios puntos más: por los lectores de Argentina, los más sureños,... -
- Casi se caen del mundo -
- No, Prisca, nadie se cae del mundo -
- Pues si es redondo, y ellos están abajo del todo,... ya me dirás -
- Un día de éstos, nos ponemos al habla con alguno de ellos, para que te explique que allí no se cae nadie -
- Entonces, seguro que están cabeza abajo -
- Tampoco. Ya verás,... Y, los puntos del Caribe, para Venezuela y para Trinidad y Tobago... Y si trazamos una línea de punto a punto, damos la vuelta al mundo -
- ¡Anda, pues es verdad!... Y ahora limpia ese rayajo y quítale esos redondeles pegajosos de colorines al "globo terráqueo", que lo has dejado impresentable... ¡Niña! ¿dónde vas? -
- Lo siento, Prisca. Tengo que atender el teléfono -
- Pues yo marcho. Que se ha hecho tardísimo y no voy a tener tiempo de echarle ningún buen rapapolvo a mi yerno antes de que regrese a los cuarteles. Ya volveré por aquí otro día -
- ¡Eh! ¡Lectores! ¿Hay alguien ahí?... No lo se, porque sigo sin entender cómo va esto de las cajas parlantes. Bien, de cualquier modo, si hay alguien por ahí, y aprovechando que ésta se ha puesto a hablar por una cajita chica que se ilumina y se mueve sola, zumbando como un abejorro, os voy a contar algo en confianza. No se lo digáis a ella, que la pobre se cree a pies juntillas las extravagancias de los filósofos, o científicos, como parece que se hacen llamar en estos tiempos modernos... Pero yo estoy segura de que el mundo ha crecido desde que yo era mocita. ¡Vaya que sí!. Y ahora lo he visto bien claro en esa pelota que ella llama "globo terráqueo"... Seguro que el titán ése de los griegos, el tal Atlas, cansado de cargar con el mundo a sus espaldas, en un despiste de los dioses, se ha puesto a soplarle dentro, como si fuera una vejiga. Así, lleno de aire, le pesa menos. Yo no quiero daros mal descanso, líbreme Juno de contar historias para no dormir,... Pero, una de dos: o los dioses se dan cuenta de la pillería de Atlas y arman la de Troya; o a Atlas se le va la fuerza por la boca, y a base de inflar, la pelota revienta,... Iba a decir como un sapo, pero a ella no le gusta imaginárselo, y tampoco quiero revolveros el estómago. Así que imaginaros otra cosa,... si podéis,... -
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