Queridos
lectoras y lectores:
Siguiendo
con la tónica del mes de noviembre, mes dedicado a los difuntos, hoy tenemos un
recuerdo para nuestros antepasados caídos en combate, con este bello poema fúnebre
de Propercio:
“Tú, que te das prisa por
escapar de mi mismo destino,
soldado que llegas herido de las trincheras
etruscas,
¿por qué vuelves tus ojos
llorosos ante mis gemidos?
Yo soy compañero de vuestro
ejército.
Qué tus padres puedan alegrarse
de tu salvación,
y mi hermana no se entere de lo sucedido por
tus lágrimas:
Galo, que había escapado a
través de las espadas de César,
no se pudo salvar de hombres desconocidos;
y por más huesos que encuentre en los montes
de
Etruria, sepa que éstos son los
míos”.
Guerreros
muertos de una guerra del pasado. Sepultada la información, - sobre en qué
bando combatió cada quien -, por la inmensidad de dos milenios de olvido, hoy
son, simplemente, nuestros.
- Pero
no era así en vuestros tiempos, ¿verdad, personajes míos?... Porque Propercio
escribió sus obras en las últimas décadas del siglo I antes de Cristo…
- ¿Antes
de Cristo?... Me he perdido… No consigo entender el calendario de los modernos…
- se excusa el centurión Silvano.
- En
cualquier caso – dice el tribuno Galo, después de que mi mirada les recorra a
todos – Hace muchísimo tiempo,…
- No
podéis saberlo – añade el aquilifer Prisco – Faltaban milenios para que ninguno
de vosotros, los modernos, naciera.
- Pues
aun así, los modernos hemos podido averiguar que este poema se refiere a la que
vosotros llamasteis “guerra de Perusia”, que produjo un gran número de bajas,
entre las que debieron estar los hombres que lo protagonizan; y que al César al
que se nombra era el vuestro: César Octaviano. Y, por vuestras edades, todos
estuvisteis allí.
- Ah,
¿sí? – disimula, sin mucho éxito, el centurión Canuleyo, mirando al techo, al
igual que todos los demás.
- ¿Y
bien, Sereno?
- Como
escribiera otro poeta de nuestros tiempos, Vergilio Maro, ésos son “vestigios
de una antigua llama”,… cuyos rescoldos no nos place revolver – responde nuestro
narrador, desviando también la mirada.
El
único que no lo hace es el primipilo Cornificio. Ante mi gesto de
interrogación, me dice muy serio:
- Mejor
no preguntes, Flaquilla.
NOTAS
HISTÓRICAS, para lectores curiosos.
Guerra de Perusia – La ciudad de Perusia (hoy
Perugia, Italia) y sus alrededores fueron escenario de una sangrienta campaña
que enfrentó a los partidarios de César Octaviano (años después conocido por el
nombre de Augusto o César Augusto, con el que pasaría a la posteridad)…
- Inmortalidad,
Flaquilla, inmortalidad… Pues que todavía le recordéis y sus logros se sigan
registrando en los libros de la Historia, es el mejor ejemplo de su
inmortalidad – me interrumpe el tribuno Galo.
- ¿Puedo
seguir?
- Sigue,
sigue. Tienes mi venia, hijita.
- Gracias,
tribuno… Como os decía, queridos lectores, los partidarios de César Octaviano
se enfrentaron con los de la familia Antonia, encabezados por el cónsul Lucio
Antonio (hermano del triunviro Marco Antonio, colega de Octaviano en el reparto
del poder tripartito entonces vigente en Roma y sus provincias), debido a las
grandes diferencias existentes entre ambas facciones del que, en principio,
había sido el mismo “partido”, el encabezado por el fallecido Julio César. Esta
campaña fue una más de las que sacudieron Italia y el Mediterráneo central y
oriental, en un estado de guerra civil casi continuo, entre el asesinato de
César (año 44 antes de Cristo) y el año en que comienza la acción de nuestras
novelas (año 30 antes de Cristo).
Etruria - Región del centro-norte de la península italiana.
Propercio
– Sexto Propercio fue un poeta latino, que vivió en la segunda mitad del siglo I antes de
Cristo. Más conocido por su poesía amorosa, no ha llegado a alcanzar entre
nosotros, “los modernos”, la fama popular que, en el mismo campo, obtuviera su
contemporáneo (aunque algo más joven, y más longevo), Ovidio. Este poema, no
obstante, es una buena muestra de su gran calidad lírica y de que, si quería,
podía escribir versos sobre cualquier tema.
Vergilio
Maro – Más conocido entre nosotros como Virgilio, y considerado el más grande
de los poetas de su tiempo. Fue famoso en vida, durante la segunda mitad del
siglo I antes de Cristo; e inmortal entre las numerosísimas generaciones posteriores a la suya.
(Esta
versión española del poema de Propercio es una traducción de Antonio Ramírez de
Verger - de Elegías, I, 21-, para la
colección Biblioteca Básica de la editorial Gredos).
La
imagen que ilustra la entrada ya la conocéis de otras entregas anteriores: es
el Marte de Todi, oportuno por tratarse del dios de la guerra latino, y por ser una escultura de bronce etrusca, ya que Etruria se menciona expresamente en el poema.