domingo, 28 de mayo de 2017

CAMINO A JEREZ

Torre octogonal. Alcázar de Jerez (foto: T. Piquet)


 Queridos amigas y amigos:
La próxima etapa de la presentación de “Caballos de Octubre” por nuestras geografías será en la bonita ciudad sureña de Jerez de la Frontera, cuya visita recordareis que os he recomendado en varias ocasiones.
Allí, en una de las muchas casas-palacio que adornan su casco antiguo, adaptada como sede del Museo Arqueológico Municipal, nos reuniremos con los lectores el próximo día 10 de junio.
- Marte mediante – añade el centurión Sereno, nuestro narrador, que escribe una carta.



Escultura romana. Museo Arqueológico de Jerez (foto: T. Piquet)

- Esto,… mi centurión,… ehem… -
- ¿Qué hay, Marciano? –
- Que no encuentro en el mapa ningún sitio que se llame “Jerez” – responde su asistente, siguiendo con el índice lo que parece el trazado de una vía romana sobre un mapa en un rollo de papiro.
- Mira a ver si aparece como “Jerez de la Frontera” – le sugiere el legionario Capito.
- Tampoco – dice Marciano, negando con la cabeza - ¿Y qué frontera es ésa?... No hay ningún limes en el sur de la Ulterior –
- Es que no se refiere a ninguna frontera de las que nosotros conocimos o estableciéramos – les explica Sereno, con paciencia – Y no encontráis Jerez en el mapa porque tanto la ciudad como la frontera a la que se refiere su nombre son muy posteriores a nuestras andanzas por esta tierra – añade, volviendo a escribir.
- ¿Cómo cuánto, mi centurión? – pregunta Capito.
- “Como” mil y muchos más años –le responde Sereno, mojando la plumilla en el tintero.
- Entonces ¿cómo se supone que vamos a llegar, si no puede estar de ninguna manera en nuestros mapas? –
- Tenemos que seguir la vía hacia el sur, con dirección a Gades, y quedarnos en Hasta Regia, que es la ciudad en la ruta de nuestros tiempos más próxima a lo que hoy es Jerez –
- Bien, mi centurión… Pero, ¡por el Santo Genio de la Legión!, que tampoco encuentro Hasta en el mapa –
- Mira bien – le dice Sereno, sin dejar de escribir.
- Deja, Marciano, que yo te ayudo – ofrece Capito - ¡Ehem! – carraspea después de unos momentos escrutando el mapa – No está, señor. Hasta Regia tampoco está en nuestro mapa –
- ¿Cómo que no está? – Sereno vuelve a mojar la plumilla en el tintero y les mira, levantando una ceja.
- Puede que estar, esté,… pero no la encontramos – dice Marciano.
- Pues claro que no la encontrareis, mientras sigáis pretendiendo leer el mapa al revés, par de lumbreras –
- ¡Oh!… Tienes razón, señor… ¡Qué despiste! – Marciano se ríe por lo bajo y gira el papiro sobre la mesa.
- ¡Anda, so torpe! – le regaña Capito.
- ¿Torpe, yo? Y tú, ¿qué, contubernal?,… que si no lo dice el centurión, tampoco te das cuenta –
Capito refunfuña, se inclina de nuevo sobre el papiro y pone el dedo en un punto en el trazado de la vía, diciendo muy serio: - He aquí  Hasta –
- Me alegro de que la hayáis encontrado – les dice Sereno a los dos con ironía – Hubiera sido un auténtico problema que se nos hubiera perdido una ciudad –

 
Arco de herradura. Alcázar de Jerez (foto: T. Piquet)
Mejor no les digo que sí, que con el transcurso de los siglos, la ciudad de Hasta Regia “se perdió” de verdad, pues acabó siendo abandonada por sus habitantes, desapareciendo de los mapas y de la memoria de la gente, para terminar convertida en el yacimiento arqueológico que es hoy en día.

- ¿Ves, amigo Capito, por qué él es centurión y nosotros nunca llegaremos tan lejos en el escalafón? – dice Marciano.
- ¿Porque sabe leer bien los mapas? –
- Entre otras cosas… Pero, principalmente, porque es muy listo, el jodío –
- ¿Qué murmuráis, como par de viejas cotillas? – les pregunta Sereno con cierto fastidio, porque no le dejan escribir tranquilo.
- Que creíamos, bueno, que toda la tropa creía que íbamos a Gades, señor – dice Capito.
- Por lo menos eso era lo que había contado no hace mucho Flaquilla – añade Marciano.
- Cierto - les dice – Pero lo de Gades se está retrasando más de lo previsto. De forma que iros preparando para un destacamento en Hasta… ¿De qué te ríes ahora, Marciano? –
- De la cara que van a poner los munícipes en cuanto nos vean aparecer marchando vía adelante -
Retrato procedente de Hasta Regia. Siglo I a.C. (foto: Museo Arqueológico de Jerez)



















Las imágenes que ilustran la entrada de hoy proceden de Jerez de la Frontera: dos de ellas son vistas del magnífico alcázar medieval; y las otras dos, esculturas de época romana que se conservan en el Museo Arqueológico Municipal. La última es un retrato masculino, procedente del yacimiento de Hasta Regia, datado en la época en que transcurre la novela, a finales del siglo I de nuestra era.

lunes, 22 de mayo de 2017

ENTREVISTA

Vista de Pompeya (Foto: L. Apollonio)
Estimados lectoras y lectores:

Hace sólo unos días, la revista digital La Veu de la Ciutat ha publicado una entrevista que me hizo el periodista Valentí Fainé.

Por cortesía suya, aquí tenéis el enlace:
http://www.valentifaineros20015.es/434902654




Espero que os guste,...
- Esperamos, querrás decir, ¿no, guapa? -
- ¿O es que ya vas por libre y no cuentas con nosotros? -
- ¡Vaya!... Pero si estabais ahí... - varios centuriones mal encarados, cruzados de brazos, ocupan parte de mi salón.
- No disimules, bonita, que sabes de sobra que siempre estamos "ahí"... -
- Aunque, entre que últimamente nos llamas poco, y que en esa entrevista no contaste con nosotros, parece que se te está empezando a olvidar -
- ¡Eso es lo que os pasa! - me río - ¡Os ha molestado que no os dejara hablar en la entrevista! -
- ¡No cambies de tema! -
- Al que le ha molestado de verdad es al tribuno de fina estampa,... con lo que le gusta a él hablar y que lo escuchen... -
- ¿Y esta abuela que hace por aquí? ¿Es que no tienes nada que hacer en tu casa, anciana matrona metomentodo? -
- ¡Sin faltar, muchachote!... Que te saldrá chepa del peso de tantas condecoraciones como llevas en el pecho, pero yo podría ser tu madre, y todavía soy capaz de darte un cachete,... - replica Prisca con los brazos en jarras.
- Flaquilla: o se va ésta, o nos vamos nosotros -
- A ver si encuentro,... a ver si no me lo he dejado en casa,... a ver si doy con ello,... - Prisca rebusca en el canastillo que lleva al codo, entre lo que parecen sus labores.
- ¿Qué buscas con tanto afán? ¿Te puedo ayudar? - le ofrezco.
- No, hija, no. Las cosas para el mal de ojo las ha de manejar una misma... -
Al pronunciar esas palabras, todos los centuriones a una dan un cauteloso paso atrás, y más de uno se echa mano a los amuletos, que casi todos llevan, bien al cuello, bajo la pechera de la túnica del uniforme, bien en las bolsas y faltriqueras.
- Tenemos que irnos, ¿verdad, hermanos? - dice uno de ellos, evitando mirar directamente a Prisca.
- Cierto - dice otro, dándose la vuelta para volver al pasado - Esta conversación podemos seguirla cualquier otro día -
- ¿Vamos a salir corriendo como liebres? - pregunta el centurión más guapo de todas las Hispanias.
- En tratándose de mal de ojo, mejor prevenir que curar - dice otro, retirándose despacio unos pasos y acelerando enseguida.
Los demás le siguen rápidamente. El más guapo se queda solo, se encoge de hombros como diciendo "qué le vamos a hacer", me tira un beso y se marcha también.
- Contra menos bultos, más claridad - se ríe Prisca por lo bajo. Como ve que yo también me río, cambia la expresión y me dice muy seria: - Pero eso no quiere decir que a mí no me haya molestado que no me avisaras para haberte acompañado a esa entrevista. Te he dicho muchas veces que, en mis tiempos, estaba muy mal visto que las mujeres anduvieran por ahí solas, y más, que se encontraran con hombres con los que no tienen relación familiar o de clientela -
- Ya, Prisca. Pero en estos tiempos, que son los míos, eso es algo perfectamente normal; y no necesito a una anciana matrona de acompañante -
- Bien... Pero a mí me hubiera encantado estar allí y haber metido cuchara en la charla. Yo habría podido contar muchas cosas interesantes -
No nos cabe la menor duda, ¿verdad, amigas y amigos? ;)


La imagen que ilustra esta entrada es una hermosa fotografía de Laura Apollonio, para Pompei Soprintendenza, que ya compartimos en nuestra página de Facebook.

viernes, 12 de mayo de 2017

UNA ENTRADA PARA PERSONAJES DIFUNTOS


LEMURIAS 
Queridos lectoras y lectores:

En el tiempo de nuestros antepasados romanos, estaríamos en plenas Lemurias, pues, como ya tuvimos ocasión de comentar el año pasado, el mes de mayo era para ellos un mes funesto y varios días estaban consagrados a los difuntos.
Para los que quieran más información, al final os relaciono los títulos de las entradas que dedicamos en 2016 a las Lemurias, y que se pueden encontrar en el archivo del blog.
Hoy, haciendo honor a las celebraciones romanas, vamos a dedicar la entrada a los personajes muertos. A esos personajes que, como en toda novela policíaca, aparecen muertos al principio, desencadenando la acción, o bien van cayendo a lo largo de la misma, conforme las Parcas van cortando los hilos de su existencia, que diría nuestro amigo el tribuno Galo.

El civil muerto en el foso. Como habréis leído en la sinopsis de la novela, la aparición de un hombre muerto en el foso de la fortaleza va a ser el desencadenante de las investigaciones de nuestro narrador, el centurión Sereno. El fallecido vestía uniforme militar, pero resultó ser un civil, del que, poco a poco, a lo largo de los capítulos y las pesquisas, iremos conociendo su identidad, qué había ido a hacer allí, por qué había muerto y quién le había asesinado.

El legionario T. Moderato. Legionario, con 17 años de servicio, de la Legión VI Lepidina. Al principio, todos creían que el hombre muerto del foso era él, ya que no había regresado después de un día de permiso en la ciudad; e incluso el civil fue enterrado en su lugar. Tras averiguarse la identidad real de ése, los restos de Moderato se consignaron como desaparecidos. Al acabar la novela, seguían sin aparecer, así que será un muerto cuya sombra visitará otras entregas de la serie.

El legionario P. Rufio. Un joven recluta recién llegado a la Legión X. Se había alistado con muchas aspiraciones, y seguramente hubiera preferido caer en combate a morir asesinado por haber sido testigo de un crimen. Estaba, como se suele decir, en el lugar equivocado, en el momento menos oportuno,… pero también él mismo se las apañó muy bien para complicar las cosas.

Los otros muertos
Conforme avanza la acción de la novela, nos enteramos de la muerte de otros dos personajes, ocurridas en el año anterior a la llegada de Sereno a la Legión X.

C. Vesper, curator. Un buen hombre. Había sido el suboficial responsable de una de las turmas del ala de caballería destinada junto a las legiones, y, supuestamente, había fallecido por accidente, al caerse del caballo. No obstante, había quien sospechaba que su muerte no había tenido nada de accidental.

P. Crescens, mulomedico. Un hombre cuyo carácter lo hacía muy impopular. Veterinario especializado en caballos. Falleció estando destacado en una turma de caballería que no era la suya. Supuestamente, también había fallecido por accidente. Y también había quien sospechaba que su muerte no había tenido nada de accidental. Dado su talante y su habilidad para crearse enemigos, a casi nadie le extrañó que eso fuera cierto. No obstante, había un buen número de hombres dispuestos a vengarle.

Otros personajes que ya habían fallecido cuando empieza la novela

Los personajes históricos. En la novela se mencionan a personajes públicos de la, entonces, historia reciente de Roma, que ya habían fallecido antes de comenzar la acción de “Caballos de Octubre”, como el senador (y cónsul) Cicerón, la reina Cleopatra VII de Egipto o el triunviro Marco Antonio. Y, por supuesto, el triunviro y dictador vitalicio Julio César.

El centurión T.Q. Mariano. Fue el instructor y oficial al mando de la centuria donde nuestro narrador, Sereno, había sido incorporado al alistarse en la Legión VII Paterna durante las guerras civiles del final de la etapa republicana romana. Junto a él, Sereno había luchado, se había formado como militar y, finalmente, había ascendido a optión (el suboficial que ejerce de segundo en la cadena de mando en cada centuria).

Personajes muertos desde que abrimos el blog
Sí, en el blog también hemos registrado ya una baja en el elenco de personajes.

Calvisia Valentina. Esposa de uno de los colonos residentes en Norba, falleció en las Floralia, al caer desde una ventana a la calle. Durante las Lemurias siguientes, mientras sus familiares la velaban, su fantasma se apareció en varias ocasiones, acusando a su esposo de haberla asesinado.

En el blog pudimos seguir en directo durante varios días los sucesos de esas Lemurias, en las que, como en las de este año, el tiempo pasó de cálido y primaveral a estar sacudido por tormentas y aguaceros. Para los que os lo perdisteis y para los que queráis volver a recordarlo, las entradas son las siguientes:
“Crimen entre las flores”
“Hasta las mejores familias tienen un lémur en casa”
“Una historia de fantasmas”
“Noche de fantasmas”
“Fantasmas que no aparecen, otro enredo divino y una familia que se perdió por la tauromaquia”
“Un lémur esquivo y recuerdos de Lemurias pasadas”
“Resaca de Lemurias: un espíritu codicioso y mucho teatro”

Como dijimos al principio, están en el archivo del blog, en el mes de mayo de 2016. También se pueden localizar con la etiqueta “Crimen y castigo”.