Torre octogonal. Alcázar de Jerez (foto: T. Piquet) |
Queridos
amigas y amigos:
La
próxima etapa de la presentación de “Caballos de Octubre” por nuestras
geografías será en la bonita ciudad sureña de Jerez de la Frontera, cuya visita
recordareis que os he recomendado en varias ocasiones.
Allí,
en una de las muchas casas-palacio que adornan su casco antiguo, adaptada como
sede del Museo Arqueológico Municipal, nos reuniremos con los lectores el
próximo día 10 de junio.
- Marte
mediante – añade el centurión Sereno, nuestro narrador, que escribe una carta.
Escultura romana. Museo Arqueológico de Jerez (foto: T. Piquet) |
- Esto,…
mi centurión,… ehem… -
- ¿Qué
hay, Marciano? –
- Que
no encuentro en el mapa ningún sitio que se llame “Jerez” – responde su
asistente, siguiendo con el índice lo que parece el trazado de una vía romana
sobre un mapa en un rollo de papiro.
- Mira
a ver si aparece como “Jerez de la Frontera” – le sugiere el legionario Capito.
- Tampoco
– dice Marciano, negando con la cabeza - ¿Y qué frontera es ésa?... No hay
ningún limes en el sur de la Ulterior –
- Es
que no se refiere a ninguna frontera de las que nosotros conocimos o
estableciéramos – les explica Sereno, con paciencia – Y no encontráis Jerez en el mapa porque tanto
la ciudad como la frontera a la que se refiere su nombre son muy posteriores a
nuestras andanzas por esta tierra – añade, volviendo a escribir.
- ¿Cómo
cuánto, mi centurión? – pregunta Capito.
- “Como”
mil y muchos más años –le responde Sereno, mojando la plumilla en el tintero.
- Entonces
¿cómo se supone que vamos a llegar, si no puede estar de ninguna manera en
nuestros mapas? –
- Tenemos
que seguir la vía hacia el sur, con dirección a Gades, y quedarnos en Hasta
Regia, que es la ciudad en la ruta de nuestros tiempos más próxima a lo que
hoy es Jerez –
- Bien,
mi centurión… Pero, ¡por el Santo Genio de la Legión!, que tampoco encuentro Hasta en el mapa –
- Mira
bien – le dice Sereno, sin dejar de escribir.
- Deja,
Marciano, que yo te ayudo – ofrece Capito - ¡Ehem! – carraspea después de unos
momentos escrutando el mapa – No está, señor. Hasta Regia tampoco está en nuestro mapa –
- ¿Cómo
que no está? – Sereno vuelve a mojar la plumilla en el tintero y les mira,
levantando una ceja.
- Puede
que estar, esté,… pero no la encontramos – dice Marciano.
- Pues
claro que no la encontrareis, mientras sigáis pretendiendo leer el mapa al
revés, par de lumbreras –
- ¡Oh!…
Tienes razón, señor… ¡Qué despiste! – Marciano se ríe por lo bajo y gira el
papiro sobre la mesa.
- ¡Anda,
so torpe! – le regaña Capito.
- ¿Torpe,
yo? Y tú, ¿qué, contubernal?,… que si no lo dice el centurión, tampoco te
das cuenta –
Capito
refunfuña, se inclina de nuevo sobre el papiro y pone el dedo en un punto en el
trazado de la vía, diciendo muy serio: - He aquí Hasta –
- Me
alegro de que la hayáis encontrado – les dice Sereno a los dos con ironía –
Hubiera sido un auténtico problema que se nos hubiera perdido una ciudad –
Mejor
no les digo que sí, que con el transcurso de los siglos, la ciudad de Hasta Regia “se perdió” de verdad, pues
acabó siendo abandonada por sus habitantes, desapareciendo de los mapas y de la
memoria de la gente, para terminar convertida en el yacimiento arqueológico que
es hoy en día.
- ¿Ves,
amigo Capito, por qué él es centurión y nosotros nunca llegaremos tan lejos en
el escalafón? – dice Marciano.
- ¿Porque
sabe leer bien los mapas? –
- Entre
otras cosas… Pero, principalmente, porque es muy listo, el jodío –
- ¿Qué
murmuráis, como par de viejas cotillas? – les pregunta Sereno con cierto
fastidio, porque no le dejan escribir tranquilo.
- Que
creíamos, bueno, que toda la tropa creía que íbamos a Gades, señor – dice Capito.
- Por
lo menos eso era lo que había contado no hace mucho Flaquilla – añade Marciano.
- Cierto
- les dice – Pero lo de Gades se está
retrasando más de lo previsto. De forma que iros preparando para un
destacamento en Hasta… ¿De qué te
ríes ahora, Marciano? –
- De
la cara que van a poner los munícipes en cuanto nos vean aparecer marchando vía
adelante -
Retrato procedente de Hasta Regia. Siglo I a.C. (foto: Museo Arqueológico de Jerez) |
Las imágenes que ilustran la entrada de hoy proceden de Jerez de la Frontera: dos de ellas son vistas del magnífico alcázar medieval; y las otras dos, esculturas de época romana que se conservan en el Museo Arqueológico Municipal. La última es un retrato masculino, procedente del yacimiento de Hasta Regia, datado en la época en que transcurre la novela, a finales del siglo I de nuestra era.