jueves, 19 de mayo de 2016

LA CIGARRA, EL GRILLO Y UN DESPISTE MONUMENTAL

Cigarra de cristal de roca (T. Piquet, 2015)
El tribuno hace un amago de protesta cuando le saco de la lectura. Ha estado casi toda la tarde en el sofá, disfrutando de cuanta documentación he podido facilitarle sobre las grandes epidemias de peste negra que asolaron Europa a partir del siglo XIV. Todo le ha parecido interesantísimo, he incluso ha dejado escapar un entusiasmado "lo sabía", cuando ha leído que el vector de transmisión eran las ratas, mejor dicho, las pulgas que parasitaban a las ratas, y que picaban tanto a éstas como a personas. Cuando le he llamado para que venga a ayudarme a solucionar una duda que me ha planteado un lector, estaba partiéndose de risa al ver la vestimenta especial que utilizaban los médicos, ya en la Edad Moderna.
- Seguro que, si se libraban de la pestilencia, no sería precisamente por ir disfrazados de espantajo -
- Tribuno, por favor, si eres tan amable,... -
- Querida, ya te he dicho en varias ocasiones que no soy mitógrafo, y que, mis investigaciones, a los mitos, más los desmienten que otra cosa,... Por no hablar de la perspectiva que sobre ellos el pensamiento lógico,... -
- Por favor,... -
- Sea - me concede con un gesto - A ver, hijita, ¿qué es eso que atribula al lector? -
- Pues se trata de una de las imágenes que utilicé para ilustrar las entradas sobre las Lemuria, en la que se veían varias piezas de cristal de roca, procedentes de las necrópolis de Gades. Entre ellas había tres cigarras, y nuestro lector quiere saber por qué estaban esas tallas de insectos entre los objetos de un ajuar funerario -
- ¡Oh, Gades! Hermosa ciudad. ¡Qué buenos ratos pasé siempre en ella! ¡Y qué buenos amigos me brindaron su grata compañía!,... -
- Disculpa - le interrumpo, porque ha puesto la cara de ir a contar batallitas - ¿Podemos dejar los recuerdos sobre Gades para otro día?,... Tus lecturas sobre la peste se han comido casi toda la tarde y no tenemos mucho tiempo para resolver esta duda de nuestros lectores -
- Dijiste "lector" -
- Sí, un lector lo ha planteado, pero estoy segura de que muchos otros se hacen preguntas parecidas. ¿Vamos a ello? -
- Vamos. La cuestión es, si mal no te he entendido, que por qué alguien pondría esas figurillas de cigarras en una tumba -
- Sí. Él quiere saber si hay algo que vincule a las cigarras con la muerte -
- Pues, no. En realidad, y, si nos atenemos a una de las versiones de un mito griego, con lo que están vinculadas es con la inmortalidad -
- ¿Y qué mito es ése? -
- ¡Socrasanta Minerva!,... Si ya sabía yo que de una forma u otra me ibas a enredar y a hacerme contar mitos -
- No te hagas de rogar, tribuno -
- Embaucadora, como todas las mujeres - gruñe, medio en serio, medio en broma.
- ¡Calla!, ¡que mis lectoras te lapidan! -
- En fin, contaré. Pero que conste que lo hago a cambio de haberme permitido tan sabrosas lecturas vespertinas -

Sobre gustos no hay nada escrito, queridos lectoras y lectores. Allá él disfrutando con las crónicas e investigaciones sobre la "muerte negra". Pero le permito salvar la honrilla.

- El mito que, de alguna forma, vincula a la cigarra con la inmortalidad, es el que narra los amores desgraciados de Titono y Eos. Estos devaneos comenzaron muy bien, pero no lo acabaron tanto. Eos, la de los rosados dedos, tal como la llamara Homero en sus inmortales obras, era hija del titán Hiperión, y era absolutamente encantadora, aunque tenía el feo defecto de que se enamoraba de mortales y los raptaba para así vivir a gusto sus amoríos con ellos. Enamoróse pues de Titono, guapo hermano de Príamo, el desgraciado rey de Troya,... Lo de la guerra de Troya le dio mucho juego a los griegos,... En fin, que formaron un matrimonio muy bien avenido y tuvieron dos hijos, uno de ellos, Memnón, héroe muerto por el gran Aquiles,... Dejemos la guerra de Troya, que me desvío. La cuestión es que Eos era tan feliz con su Titono que pidió a Zeus que le concediera la inmortalidad, para poder estar siempre juntos. Ella era hija de titanes, lo que al olímpico entre los olímpicos no le debía traer buenos recuerdos, pero debió caerle en gracia la afición por el rapto de Eos, que él compartía,... De hecho hay otra versión por ahí que hace a Titono hermano de Ganímedes, el chicuelo que Zeus raptó para que le sirviera de copero en los banquetes del Olimpo,... Vuelvo a divagar -
- Céntrate, o vamos a perder el hilo -
- Necesitaríamos traer por aquí a la buena de Ariadna - se ríe - Si eso fuera posible -
- Al mito, tribuno. A este mito. Eos había pedido la inmortalidad para su amado Titonos, ¿y qué pasó? -
- Que Zeus se la concedió encantado y de manera inmediata. Pero, y aquí es donde entra el animalillo en cuestión, Eos tuvo un despiste irreparable, uno de tantos que hubo a lo largo de los tiempos legendarios y que dieron lugar a que la gente de mi época anduviera siempre con mucho cuidado con qué pedía a los dioses, porque Zeus respondía al pie de la letra. ¿Inmortalidad quieres? Inmortalidad tienes. De forma que Titonos no moría nunca, pero el tiempo pasaba igualmente por él. Con el transcurso de años incontables, el pobre inmortal se convirtió en un vejestorio de decrepitud infinita, porque la despistada de su divina esposa olvidó pedir a Zeus que también le concediera la eterna juventud. A ella, que tanto amaba a Titono, le pesaría por los siglos de los siglos, y a él, mucho más. Dice la leyenda que su decadencia llegó al punto de convertirse en cigarra, quejándose eternamente de su hado -
- Entonces esa podría ser la relación con el contexto fúnebre, un deseo de inmortalidad para el espíritu de la persona fallecida, y un lamento por la muerte de su cuerpo -
- Eso es mucho decir, querida mía, porque hay otras versiones del mito, en las que el animalillo en el que deviene Titonos no es cigarra, sino grillo. Otra bestezuela que suele amenizar los veranos con sus chirridos -
- Pues está claro que las figuritas que hay en el Museo de Cádiz son cigarras -
- Cierto. Sus alas, sus cuerpecillos más bien rechonchetes y sus ojos saltones,... - mira con detenimiento las fotos - Están muy bien hechas. Sólo les falta chirriar -
- ¿Entonces? -
- No lo se, querida. Pero si quieres puedo consultar con un buen amigo mío, que, casualmente, en mi época, vivía en Gades, y que es un gran estudioso de los insectos. La última vez que estuve por allí estaba a punto de dar a la copia un extenso manuscrito sobre los saltamontes... De cualquier forma, las cigarras, por sus chirridos, también estaban relacionadas con la música y con Apolo. De hecho, en muchas alegorías de la música, los griegos representan a ésta por una lira o un arpa sobre la que hay posada una cigarra, porque, según otro mito, hubo un grupo de admiradores de las Musas, que, tan absortos estaban escuchando la música divina, que se olvidaron de comer,... otro despiste,... y murieron de inanición. Las Musas, compadecidas, pidieron a Zeus que los metamorfoseara en alguna criatura musical, y él, haciendo gala de su mejor humor negro, les convirtió en cigarras. Podía haberlos convertido en aves canoras, pero no. Por otra parte, los griegos también suelen llamar cigarras, como insulto, a los malos músicos y poetas. Así que,... -
- Pues estamos más o menos como al principio -
- Recapitulemos: según lo que he ido contando, las figuritas de cigarras podrían tener que ver con el deseo de inmortalidad, con una alusión a la afición a la música, o con un velado insulto por esa misma afición a la música. Por otra parte, también podrían ser animalitos de juguete en una tumba infantil, ya que a los niños les gusta coger insectos; o recordatorio de la afición a éstos de algún docto adulto, como ese buen amigo mío,... A propósito, ¿no será...? -
- No, no te preocupes. No proceden de la tumba de ningún entomólogo -
- Ya sabes, querida, que tengo asumido que, a día de vuestro Presente, yo, todos cuantos alguna vez conocí e incluso mis descendientes, estamos muertos; pero concédeme que resulta impresionante la posibilidad de encontrarme con sus epitafios... Si alguna vez das con el mío, no me lo digas -

Concedido, tribuno.

Esta entrada, que sigue, en cierta forma, la línea funesta propia del mes de Mayo de romanos y latinos, está dedicada a nuestro estimado lector, Ángel, que no sólo fue el primero en lanzarse a hacer comentarios en el blog, sino que también ha sido el que ha planteado la cuestión de las "chicharrillas", como le gusta llamarlas.
La foto que uso para ilustrar esto es un detalle del conjunto de figuritas de cristal de roca que se conserva en la exposición permanente de Arqueología del Museo de Cádiz, y que os mostré al completo en una entrada anterior.

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