Estos preciosos caballos camargueses nos refrescan con su galope sobre el agua y nos permiten abrir esta entrada de verano. Un verano que viene con nuevas y buenas noticias, en las que "Caballos de octubre" se convierte en referente literario para un lugar estrechamente ligado a la novela.
- Así que ya nos estás buscando trabajo extra en el futuro, ¿no, Flaquilla? - pregunta el tribuno Canidio Galo, a la vez que hace una teatral entrada en mi salón.
- Bienvenido, Galo. Hacía mucho que no honrabas mi casa con tu senatorial presencia - le digo con ironía - ¿Qué libro quieres que te preste?
- Hacía mucho que no nos convocabas, querida - me devuelve el dardo - Pero, ya que estoy aquí, para no hacer el viaje en balde, me llevaría esa edición tuya de la gran obra de Cayo Plinio...
- ¡¡¡¿¿Cómo que trabajo extra??!!! - vocifera el primipilo Cornificio - ¡¡Cómo si no tuviéramos nada que hacer!! ¡¡Por el Santo Genio de la Legión!!... ¡¡Qué poco sabe esta civil de asuntos militares!!
- ¡Qué buen oído tienes! - le dice el tribuno Galo con retintín - Sobre todo para lo que te interesa.
- Para lo que interesa al servicio, tribuno - le responde Cornificio, tajante - Y apuesto lo que quieras a que lo que le ronda por la cabecita a Flaquilla tiene menos que ver con el servicio que un huevo con una castaña.
- Pero qué bien hablado te vuelves cuando visitas el futuro, hermano mayor - dice, con una risilla entre dientes, el centurión Silvano.
- ¿No se supone que tenemos que ser como ellos, "políticamente correctos"?,...pues eso, ¡cojones de Marte divino!, a ser correctos y a hablar fino... Pero no me líes...y a lo que vamos: ¿qué quieres endilgarnos, Flaquilla?... A ver si es posible que liquidemos rápido y podamos volver a lo nuestro, que te recuerdo que tenemos que seguir con ello, que somos vuestra Historia, bonita.
- Bien, pues resulta que...
- ¡Espera! - me interrumpe - ¿Dónde está Sereno?
- No le he visto hoy - dice Galo.
- Ni yo - Silvano se encoge de hombros.
- ¡¡¡Niñoooo!!! - llama Cornificio, levantando bien la voz - Ven acá, que necesitamos que tomes notas...
Sereno aparece enseguida. Llega apresuradamente y deja sus avíos de escribir sobre la mesa. Coge una silla y se sienta a mi lado, dispuesto a levantar acta.
- ¿Se puede saber dónde has estado todo el día, hermanito? - le pregunta Cornificio.
- En el archivo.
- ¿Y?
- Buscaba un mapa.
- ¿Para qué rayos de Júpiter buscabas un mapa?
- Flaquilla me pidió que buscara uno de nuestros mapas, para poder enseñar a los lectores dónde estábamos destinados, cuando llegamos a las Hispanias.
- Así que tú y tú ya estabais de componendas antes de hoy - nos dice con tono de regañina a Sereno y a mí.
- Por supuesto - le digo, antes de que Sereno conteste - Es imprescindible que estemos de componendas, como dices; o si no, ¿cómo creéis que nuestros lectores van a poder conocer los escritos de Sereno sobre vuestras andanzas?
- ¡Hum! - medio gruñe - Por ahí te libras... Pero tú, niño, podrías haber dicho algo... Después de tanto tiempo dejándonos en paz, nos convoca, así, de repente y...
- ¿Os asustáis, mis valientes? - le interrumpe, malicioso, el tribuno Galo.
- Tus muertos todos, por mucha alcurnia que tengan, sí que se van a asustar - le ruge Cornificio.
- Bueno, bueno; no vayáis a discutir por eso. Dejémoslo en que no quería interrumpiros hasta no confirmar la noticia; y Sereno y yo hemos intentado, en la medida en la que nos ha sido posible, seguir con la traducción del siguiente volumen de sus memoriales.
- Pues ya lo llevareis muy adelantado - interviene Silvano - Porque éste, cuando tira de pluma...
- Él sí, pero yo no lo estoy teniendo fácil en estos últimos meses... No obstante, - les explico -, ya nos falta menos para tenerlo terminado.
- Ésa no es mala noticia - dice Galo.
- ¿Y sólo para eso nos has hecho venir?... Podías habernos enviado una carta - resopla Cornificio.
- Es que los lectores os echaban de menos - les digo, con un guiño.
- Entonces, infiero, la buena noticia es otra - dice Galo.
- Así es, querido tribuno. Sentaos todos, que tenemos que hablar.
- ¡Qué mal suena esooo! - resopla Silvano.
En contra del mal presentimiento del centurión Silvano, la noticia que tengo que darles es realmente buena; pero hoy ya se nos ha hecho tarde, amigos, así que continuaremos en otra entrada.
No obstante, para los que os guste elucubrar, hay pistas dispersas en nuestra conversación ;)
GLOSARIO
Caballos camargueses - Raza caballar originaria de la región francesa de La Camarga, en la antigua provincia romana de la Galia Narbonensis. Se les cría en semi libertad en las amplias marismas de la zona. Debido a siglos de selección, todos son tordos claros.
Una curiosidad: en las marismas de otra de las que fueran provincias romanas de Occidente, - la Hispania Ulterior Baetica -, las del río Guadalquivir (en las provincias de Huelva y Sevilla, en el sur de España), el antiguo Baetis, también se crían caballos en régimen de semi libertad. No obstante, la capa de los marismeños no ha sido objeto de selección, por lo que podemos encontrar ejemplares de colores diversos.
Tanto camargueses como marismeños son animales muy bien adaptados a vivir en el medio en el que se crían, las marismas de los estuarios fluviales. Son frugales y extraordinariamente resistentes, pues pasan toda su vida al aire libre, soportando las inclemencias del tiempo y alimentándose de los pastos estacionales.