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La Dama del parasol (T. Piquet/2016) |
No oí el característico soniquete
metálico que suele anunciar la visita de mis personajes, sino un rumor de
cuchicheos y de vuelos de largas faldas. Eran los bajos de las vestiduras del
grupo de matronas que nos ha frecuentado a menudo a lo largo de todo el año
pasado, pero hoy no venían con el ánimo de curiosear por el mundo futuro, ni
siquiera con ganas de merendar, sino en plan comité de señoras ofuscadas.
- ¡Merendar! ¡Qué desfachatez! ¿Cómo
se te ocurre invitarnos a merendar? –
- ¡Nos ofendes de semejante manera
y todo lo que se te ocurre para desagraviarnos es invitarnos a merendar! –
- A protestar; eso es a lo que
venimos –
- Que no es de recibo que en la
lista de personajes que publicaste el otro día la única mujer que aparezca sea
precisamente “ésa” –
- Esa correcuarteles –
- Siguelegiones –
- Distraemaridos –
- Fresca –
- Desvergonzada –
- Indecorosa –
- Impúdica –
- Y las honestas matronas de esta
colonia, sin mencionar siquiera –
- Es que ninguna de vosotras
aparece en la primera novela de la serie; y ella y su personal, sí –
- Eso no es del todo cierto, porque
hay un par de capítulos en los que sí salimos todas,… aunque ese sosainas del
centurión narrador no nos dio voz, ni contó detalles apenas sobre nosotras;
mientras que, ¡hala!, venga darles protagonismo a “ésa” y a su caterva de impresentables
busconas… –
- Es que le pasaría lo que a todos,
que, en estando “ésa” por los alrededores, es como si las demás no existiéramos
–
- Bueno, bonita, en tu caso, casi
mejor, ¿no? – interviene Prisca – Ahí habría que decir que el muchacho, que me
consta que lo vio todo, ¿eh?, como yo,… fue discreto… ¿O habrías preferido
aparecer en la historia como “la adúltera del barrio”? –
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Matrona (Nápoles, Italia) |
- ¡Prisca! ¡Por Juno sacrosanta! Calla,
que me pierdes –
- ¿Yo?,… quia, que tú solita te
bastas y te sobras para perderte divinamente –
- ¡Señoras!... Si os parece,
podemos publicar otra lista. Ésta con los personajes que han ido interviniendo
en el blog, aunque todavía el narrador no los haya mencionado -
- ¡Nos parece!… - dice la portavoz,
después de cuchichear entre ellas unos momentos - Pero con dos condiciones: que
empieces por las matronas, y que a esa rondacampamentos ni la menciones –
- Está bien – concedo - Dadlo por
hecho –
- Bien, pues… Y ahora sí que
aceptaremos esa merienda –
- No, si ya sabía yo que tú no ibas
a perdonar los dulces – dice Prisca con socarronería.
Tras leer el listado de
personajes de la entrada correspondiente, como podréis imaginar, queridos
amigas y amigos, el personaje femenino tan vilipendiado por el comité de
matronas ofuscadas no es otro que La Siciliana, la dueña del prostíbulo más
grande y lujoso de la colonia, a la que, para que pueda defenderse, invitaremos
otra tarde en los próximos días.
- ¡Eso será si nosotras no podemos
evitarlo! –
- Si sigues mencionándola, querida,
vas a hacer que nos amarguen los confites, con lo ricos que están –
- A propósito, ¿qué son? –
- Aquí los llamamos pestiños. Son
una masa de harina ligera, frita en aceite y después pasada por miel, o por una
mezcla de azúcar y canela. Muy propios de esta época del año –
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Mosaico (foto: N.Garibotti/2016) |
Así que, lectoras y lectores, aplacada,
de momento, la ira de las matronas, por obra y gracia de una estupenda bandeja
de pestiños caseros, la próxima entrada será otra entrega de personajes, en la
que daremos su "ratito de gloria" internáutica a los que apenas han aparecido en “Caballos
de Octubre”… Aunque, visto lo visto, me temo algunas están dispuestas a dar bastante
trabajo a nuestro narrador en las siguientes novelas de la serie.
Las imágenes que ilustran esta entrada son de elementos artísticos procedentes de la antigua ciudad italiana de Pompeya, y un par de ellas ya han sido publicadas en entradas anteriores de este blog. Empezando desde arriba: dibujo de la que suscribe, basado en "La dama del parasol", un detalle de una pintura al fresco; escultura de anciana matrona, procedente de una de las necrópolis de la ciudad, a la que encuentro un particular parecido con nuestra amiga Prisca; y detalle de un mosaico de la conocida como "Casa de Cicerón", en el que vemos una reunión de señoras. La fotografía de éste es de nuestra amiga la fotógrafa californiana Nora Garibotti.