lunes, 22 de agosto de 2016

CORONAS DE FLORES PARA LOS CABALLOS Y EL RAPTO DE LAS SABINAS

Guirnalda de flores (fragmento de mosaico, Pompeya)



- Así que ayer no vinisteis porque estabais poniéndoles coronas de flores en el cuello a los caballos – les digo en cuanto llegan al tribuno, al narrador y a sus amigos, el oficial más guapo de las Hispanias y “el otro”.
- Y a las mulas, los asnos y los bueyes, también – me dice el narrador con total seriedad – Que ayer también tuvieron el día de fiesta -
Ante mi cara de escéptica, el tribuno se siente obligado a añadir, a modo de explicación:
- Ayer era Consualia, querida,… el día de Consus -
- ¿Y?-
- ¡Pues que es fiesta! – me dice el oficial guapo, con una sonrisa arrebatadora – Y hay carreras,… y a los caballos se les echan al cuello guirnaldas y coronas de flores –
- Bueno, – concedo –, hoy en día, también hay corona de flores para el caballo ganador en muchas pruebas hípicas –
- ¿Lo qué prueban? – pregunta “el otro” oficial.
- Carreras de caballos, amigo Tito – le aclara el más guapo.
- Es que todavía no me hago con el latín raro que se habla ahora – se disculpa Tito.
- Pues yo tenía entendido que Consus era un dios que tenía que ver con las cosechas y su almacenamiento. ¿No era algo así como el dios despensero, o el dios de las semillas guardadas? – les digo, sirviéndoles una limonada.

Al principio, cuando empecé a obsequiarles con este refresco, hacían muecas, porque les parecía demasiado dulce, pero desde que le pongo miel en lugar de azúcar, se la toman encantados. Y la razón es que, en su época, y hasta muchos siglos después, el “edulcorante universal” en toda Europa era la miel, de sabor mucho menos “dulce” que el azúcar. La acidez del limón les parece refrescante, tal como en sus tiempos se lo parecía la del vinagre, componente principal de un popular refresco de entonces.

- Pues sí, querida. Pero Consus, como otros viejos dioses, vio cambiar su culto a lo largo del tiempo. En su caso, en concreto, el primer y fundamental cambio, se debió, según la leyenda, al rapto de las sabinas -
- Cuéntanos eso, tribuno, que seguro que gustará mucho a nuestros lectores -
- Que te lo cuenten mis oficiales, que para eso me acompañan hoy -
- Tenía entendido que veníamos a escoltarte – gruñe, ceñudo, Tito, “el otro”.
- Eso también, hijo. Eso también. Y ahora, proceded, mientras yo me leo este tratadito tan interesante sobre la llamada “Revolución Francesa” -
- Suena a francos,… ¿Tuvieron esos germanos algo que ver en esa “llamada revolución”? – le pregunta el narrador.
- Vosotros a lo vuestro, que hoy, por orden expresa de mi autoridad, es contarles a los lectores sobre Consus y Consualia -
 Los tres oficiales asienten con la cabeza y se beben de un trago la limonada de sus vasos, que me tienden a la par para que se los rellene, como si lo hubieran estado ensayando.
- Pues, eso, queridita, – me dice el más guapo de los oficiales romanos de las Hispanias -, que el día 21 de este mes es Consualia, día de Consus, y ¡día de carreras! Ya sabes, circo, apuestas, cuadrigas, jinetes, espectáculos ecuestres,… -
- Creo que nuestra amiga se hace una idea, Cayo – le dice el narrador.
- Y los lectores también. Lo que querrán es que les contemos qué tiene que ver Consus con el rapto de las sabinas –
- Pues se supone que, en tiempos muy, muy antiguos, los sabinos estaban entretenidos asistiendo a las carreras de caballos de los festejos de las Consualia, que tenían lugar para celebrar que ya habían terminado los trabajos de recogida y trilla del grano. Y los romanos aprovechamos la distracción para raptar a las mujeres. Algunos eruditos opinan que Consus es el dios consejero, porque fue el que, en su día de fiesta, aprovechó para convencer a Rómulo de que era el momento más adecuado para hacerse con las sabinas, que éste necesitaba para casar a sus hombres y fundar una ciudad como mandaban los cánones –
- Nos pillasteis desprevenidos, cabrones – gruñe Tito, oficial romano de origen sabino.
- Pues haber estado alerta, y no más pendientes de las apuestas que de vuestras hijas y hermanas – se burla Cayo, el oficial más guapo, dándole un codazo.
Tito refunfuña y pone cara de querer partirle la suya.
- ¿Todavía, después de tantos siglos de haber hecho las paces, seguís discutiendo por eso?
- No – sonríe el narrador – No les hagas mucho caso a estos dos: cualquier cosa les vale para discutir un rato,… Eso dice la leyenda, y por eso mismo, Consus, que era un dios de todos los latinos, tuvo en adelante mucha mejor acogida en Roma. Se instaló su templo principal en el mismísimo Circo Máximo, y, el 21 de Sextilis, se le dedicaban las carreras, que no comenzaban hasta que el flamen Quirinalis y las Vestales realizaban las ofrendas de rigor allí, en uno de los extremos del circo, donde Consus tiene su hogar, bajo tierra, como correspondía a un antiguo dios de las semillas -
- Has mencionado al sacerdote de Quirino, ¿Consus no tenía sacerdote propio?
- No. El flamen de Quirino, dios de la agricultura y la fecundidad de la tierra, se ocupaba de las Consualia, ya que la relación de ambos dioses era lógica,… y también porque sus atribuciones oficiales incluían muchas actividades públicas, como, en este caso, ofrecer las primicias de la cosecha de grano a Consus. La agricultura era fundamental y para la buena marcha de la vida agrícola era necesario atender a muchas divinidades, así que el Quirinalis era un flamen muy ocupado – explica el narrador.
- ¿Vosotros tenéis aquí un templo dedicado a Consus?,… lo digo por lo de las coronas para los caballos de ayer –
- Y para las mulas – me dice – No. Templo propiamente dicho, no,… -
- El viejo Consus, que no es tonto, prefiere vivir en su casita subterránea del Circo Máximo, linda – le interrumpe y me dice el oficial más guapo de las Hispanias, con un guiño seductor.
- No le escuches, que hoy está inspirado – me dice el narrador, dirigiendo una sonrisa torcida a su amigo – La cuestión es que, visto lo sucedido el año pasado, levantamos un altar en su honor,… -
- Fue idea de éste – el guapo Cayo señala con el índice al amigo de ambos.
- Pareces un niñato acusica – gruñe Tito.
- ¿Niñato yo? Pero mira quién fue a hablar, que,… –
- Baja ese dedo, o te lo arranco de un mordisco – le amenaza Tito, y ambos se enzarzan en una discusión del tipo “y tú más”, que omito traduciros del latín cuartelero.
- ¿Va a ser necesario que imponga orden? – pregunta el tribuno, levantando un momento los ojos de su lectura en el sofá.
- No, tribuno. Se les pasa enseguida y tan amigos – le dice el narrador, haciendo una seña imperativa a sus amigos para que se callen –
- ¿Cómo les aguantas? – le pregunto por lo bajo.
- A duras penas – me responde en el mismo tono, con una sonrisa resignada.
- ¿Qué fue lo del año pasado? – pregunto, volviendo al tono normal.
- Demasiado bien lo sabes, Flaquilla, ya que me ayudaste a transcribirlo al latín de hoy en día que habláis por aquí. Y me temo que voy a tener que decirles a los lectores lo mismo que les dices tú otras veces: hasta que no salga la novela, tendrán que esperar para saberlo -

GLOSARIO
Consus – Dios romano/latino arcaico, vinculado a la agricultura como patrón de la germinación y las semillas de los cereales.
Quirinus – Dios romano arcaico, patrón de la agricultura y la fertilización de la tierra.
Consualia – Días festivos consagrados a Consus. Uno de ellos, el 21 de Agosto, tras terminar los trabajos de siega y trillado del trigo.
Flamen Quirinalis – Sacerdote encargado de los cultos relacionados con Quirino y otras divinidades de la vida agrícola.
Vestales – Sacerdotisas del culto a la diosa Vesta.
Rapto de las sabinas – Evento del conjunto de leyendas fundacionales romanas. Rómulo, el héroe fundador, necesitaba mujeres para que sus hombres pudieran formar familias, y así, tener una sociedad ordenada conforme a las normas de la civilización para la ciudad-estado que proyectaba. El dios Consus le habría aconsejado que raptaran a las hijas y hermanas solteras de los sabinos, otro pueblo latino que vivía cerca del lugar elegido para fundar Roma. Así lo hicieron, y, aunque se casaron debidamente con ellas y las trataron con dignidad de esposas, no de esclavas o prisioneras, el hecho del rapto hizo que los sabinos se levantaran en pie de guerra contra los romanos. Las mujeres sabinas se interpusieron entre ambos ejércitos y mediaron entre sus familiares y sus maridos, consiguiendo que pactaran ya que, aunque de forma algo irregular, habían acabado siendo familia.
Carreras de caballos – Deporte favorito de nuestros antepasados romanos. Se celebraban en el circo, edificación que hacía las veces de los actuales hipódromos. Los deportes ecuestres incluían las carreras de caballos, de mulas y de asnos; así como las carreras de carros ligeros, denominados según el número de caballos del tiro. Los más habituales eran las bigas (tiro de dos caballos) y las cuadrigas (tiro de cuatro caballos en paralelo), pero también se celebraban competiciones de carromatos con tiros más numerosos y complejos. Había asimismo concursos de habilidad ecuestre (equilibrios, acrobacias) y de doma, similares a los que podemos ver hoy en día en los espectáculos circenses.

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